Jesús Mejía, de 69 años de edad, es un vendedor de agua en bolsa. Tiene 15 años de vivir en el mesón Las Nubes y dice que desde que comenzó la cuarentena domiciliar ha tenido que arreglársela para comer los tres tiempos; sus vecinos le han regalado comida y debe de racionarla. Paga $3 diario por el cuarto. Foto EDH/Jessica Hompanera
Pesé a que todos en el mesón coinciden en que quieren vender para comer, hay algunas comerciantes más optimistas como el caso de Lidia Juárez y Elena Emperatriz Vásquez Hernández, quienes aseguran podrían soportar el encierro unos 15 días más, pero ya no pasarse de ese tiempo.
Lidia quien vive en el tercer nivel del mesón junto a sus cuatro hijos de 7, 10, 13 y 20 años afirma que mensualmente debe pagar por lo menos $100 en concepto de arrendamiento y utilización de los servicios básicos y que ese dinero junto al de la alimentación y vestimenta de sus hijos sale de la venta de tomates, chiles verdes, cebollas y plátanos que realiza a diario en el centro capitalino.
“Desde hace como dos meses cuando ya se escuchaba la bulla de todo lo que podía pasar comenzamos a prepararnos con arroz, frijoles, azúcar, macarrones, sardinas y todas esas cosas que no se arruinan para tener como alimentarnos, pero ya ha estas alturas, no tenemos nada, a lo mucho podemos aguantar una quincena más así, pero no más de eso”, señaló Lidia.
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El mismo pensar tiene Elena Emperatriz de 29 años, quien asegura ya necesita salir a vender sus frescos naturales y agua para darles todo lo necesario a sus dos hijas de 7 y 9 años.
“A diario con la venta saco entre $12 a $20 que ya me sirve para los gastos de mis hijas, gracias a Dios por el momento nos hemos apoyado en varias ocasiones con todos los vecinos para poder cocinar y alimentarnos, pero ya todo se está acabando y necesitamos tener ingresos hasta para pagar el arrendamiento”, dijo la comerciante.
Con dificultades para recibir las clases
El encierro de casi dos meses también ha afectado a los niños. En el mesón residen pequeños de entre los 2 a los 13 años, quienes a diario encuentran una válvula de escapa jugando afuera de sus cuartos o recibiendo sus clases.
El seguir con sus estudios no es una tarea fácil para los niños, pues, la mayoría no tiene servicio de internet en su cuarto y tienen que salir a la calle para lograr un poco de señal de un motel cercano a la zona, ir donde una de las vecinas que tiene internet o pagar un paquete de $5 semanales para tener acceso desde un celular, lo que representa un gasto extra para sus padres.
Esta mañana, después que las autoridades de la alcaldía de San Salvador vieron la pancarta colocada el martes, una comitiva de la comuna llegó al lugar para entregarles una canasta solidaria a cada una de las familias del mesón. Además les pidieron que quitaran la pancarta porque era ilegal ponerla en la escuela y que ellos van a tratar de llevarles más alimentos cuando puedan.
Los comerciantes agradecieron el gesto de la alcaldía y aseguraron que el arroz, frijol, sardina, leche, sal y azúcar que les entregaron les ayudará a sobrevivir por una semana, pero que, de seguir las medidas necesitarán la ayuda de las autoridades.