“Ya no tenemos para comer”, vendedores informales del centro de San Salvador piden ayuda tras quedarse sin sustento

Unas 25 familias piden ayuda a las autoridades pues ya no tienen comida para sus hijos. Tras casi dos meses de encierro, las provisiones son escasas. También afirman que la alcaldía no les permitió colgar una bandera blanca para pedir ayuda.

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Lidia Juárez tiene 4 hijos y es vendedora ambulante en la zona del barrio San Jacinto. Los productos que comercializa son galletas, plátanos, tomátes, chile y cebolla. Desde que comenzó la cuarentena sus ventas se han reducido y con ello los ingresos para su familia. Foto EDH/Jessica Homanera

Por David Carpio

2020-05-13 3:47:42

Carretones vacíos, utensilios guardados y las ganas de salir a trabajar para llevar sustento a sus familias es lo que reina en el mesón Las Nubes, ubicado a un costado de la Escuela República de Uruguay, en el barrio Modelo, de San Salvador.

En el lugar residen 25 familias todas dedicadas a las ventas ambulantes y el comercio informal, uno de los sectores más afectados por las restricciones y medidas de aislamiento social implementadas por el Gobierno. Los comerciantes aseguran que desde el 21 de marzo han tenido que guardar todos sus equipos y quedarse en sus cuartos junto a sus hijos, sin embargo, el dinero y la comida ya faltan.

Tras casi dos meses de encierro, las 25 familias se unieron el  martes y elaboraron una pancarta para pedir a las autoridades que les llevarán alimento para sus niños.

“Decidimos poner la pancarta en la escuela para que se dieran cuenta de las necesidades que hay, ya que ayer (martes) cocimos la última libra de frijoles que teníamos, ya no podemos seguir así”, indicó Lea Noemí Martínez, quien tiene 21 años de vivir en el lugar y se dedica a la venta de café y pan dulce.

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Al igual que Lea, don Jesús Alberto Mejía Salguero, un hombre de 69 años, quien ayer contaba los últimos cuatro centavos que aún guarda de su última venta de agua en los buses, piden a las autoridades que les den soluciones para poder subsistir durante el encierro.

“Que ya termine esto, todos nosotros no hemos recibido el bono que dio el gobierno, y ya no tenemos para comer”, apuntó el vendedor ambulante.

Jesús Mejía, de 69 años de edad, es un vendedor de agua en bolsa. Tiene 15 años de vivir en el mesón Las Nubes y dice que desde que comenzó la cuarentena domiciliar ha tenido que arreglársela para comer los tres tiempos; sus vecinos le han regalado comida y debe de racionarla. Paga $3 diario por el cuarto. Foto EDH/Jessica Hompanera

Pesé a que todos en el mesón coinciden en que quieren vender para comer, hay algunas comerciantes más optimistas como el caso de Lidia Juárez y Elena Emperatriz Vásquez Hernández, quienes aseguran podrían soportar el encierro unos 15 días más, pero ya no pasarse de ese tiempo.

Lidia quien vive en el tercer nivel del mesón junto a sus cuatro hijos de 7, 10, 13 y 20 años afirma que mensualmente debe pagar por lo menos $100 en concepto de arrendamiento y utilización de los servicios básicos y que ese dinero junto al de la alimentación y vestimenta de sus hijos sale de la venta de tomates, chiles verdes, cebollas y plátanos que realiza a diario en el centro capitalino.

“Desde hace como dos meses cuando ya se escuchaba la bulla de todo lo que podía pasar comenzamos a prepararnos con arroz, frijoles, azúcar, macarrones, sardinas y todas esas cosas que no se arruinan para tener como alimentarnos, pero ya ha estas alturas, no tenemos nada, a lo mucho podemos aguantar una quincena más así, pero no más de eso”, señaló Lidia.

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El mismo pensar tiene Elena Emperatriz de 29 años, quien asegura ya necesita salir a vender sus frescos naturales y agua para darles todo lo necesario a sus dos hijas de 7 y 9 años.

“A diario con la venta saco entre $12 a $20 que ya me sirve para los gastos de mis hijas, gracias a Dios por el momento nos hemos apoyado en varias ocasiones con todos los vecinos para poder cocinar y alimentarnos, pero ya todo se está acabando y necesitamos tener ingresos hasta para pagar el arrendamiento”, dijo la comerciante.

Con dificultades para recibir las clases
El encierro de casi dos meses también ha afectado a los niños. En el mesón residen pequeños de entre los 2 a los 13 años, quienes a diario encuentran una válvula de escapa jugando afuera de sus cuartos o recibiendo sus clases.

El seguir con sus estudios no es una tarea fácil para los niños, pues, la mayoría no tiene servicio de internet en su cuarto y tienen que salir a la calle para lograr un poco de señal de un motel cercano a la zona, ir donde una de las vecinas que tiene internet o pagar un paquete de $5 semanales para tener acceso desde un celular, lo que representa un gasto extra para sus padres.

Esta mañana, después que las autoridades de la alcaldía de San Salvador vieron la pancarta colocada el martes, una comitiva de la comuna llegó al lugar para entregarles una canasta solidaria a cada una de las familias del mesón. Además les pidieron que quitaran la pancarta porque era ilegal ponerla en la escuela y que ellos van a tratar de llevarles más alimentos cuando puedan.

Los comerciantes agradecieron el gesto de la alcaldía y aseguraron que el arroz, frijol, sardina, leche, sal y azúcar que les entregaron les ayudará a sobrevivir por una semana, pero que, de seguir las medidas necesitarán la ayuda de las autoridades.