“Le digo la verdad, estoy muy complicado económicamente. Las deudas de renta y servicios como agua, luz y todo eso se me ha acumulado y no sé como pagarlas. Y si se paga hasta dentro de tres meses, me va a venir con triple recargo y no tengo ninguna ayuda económica de ningún lado”. El que habla desde Ciudad Paraíso en Santa Ana es Ricardo “El Diamante” Cortez, uno de los mejores boxeadores actuales de El Salvador, con el drama de una cuarentena que lo afecta muchísimo económica y deportivamente.
Del lado económico, la situación lo apremia: se le esfumaron su trabajo y sus ahorros en muy poco tiempo: “Trabajaba en una fabrica de chiles y la empresa tuvo que cerrar. Además había invertido lo poco que tenía en venta de café, había inventado una marca. Antes de la situación de la cuarentena yo estaba vendiéndolo, iba de casa en casa promoviéndolo… Pero debido a esto ya no pude salir a hacerlo y el café lo tuve que regalar para que no se arruinara…”, cuenta con voz pausada y calma a pesar de la actualidad desesperante.
“Lamentablemente perdí todo y me he quedado sin ningún fondo. La Asociación Nacional de boxeo profesional (ASABOX) tomó como iniciativa donarme unos víveres por medio del Indes y estoy muy agradecido por eso. Con eso la estoy pasando y también con el reparto de mercaderías en mi moto”.
Hoy, esa especie de delivery, le da el único respiro para sus gastos: “Hago viajes para la gente que necesita sus productos de diario vivir, es lo único que eso estoy haciendo ahorita y lo único que tengo como ingreso”.
Con esto y la ayuda del Indes, se la rebusca en la casa que comparte con su esposa y su padre. “Me mandaron la cajita y, pues, con eso lo estamos pasando. La situación de cuarentena es más difícil, cuesta salir a jugársela para ganar dinero, por el miedo a infectarse. Estamos viendo una situación delicada. Espero que si esto lo leen personas de buena voluntad o alguna empresa con deseos de ayudar a un boxeador, lo puedan hacer; cualquier ayuda es bienvenida”.
Entreno en la cochera
Pese a la delicada situación que lo asfixia desde la bolsa, no abandona su deporte. Y hace una defensa enfática de los que practican la disciplina de los guantes y los golpes: “Los boxeadores sufrimos mucho porque piensan que por ser un deporte de pelea es diferente a los demás. Todos las personas que hacen boxeo son estudiadas. No somos ignorantes. Dentro del gobierno apoyan más a distintos deportes pero esperamos el apoyo a los boxeadores porque también necesitamos atención”.
La pandemia lo encontró a punto de viajar a Colombia, ya con los boletos en su poder, para participar de una base de entrenamiento. Y esperaba participar de un evento internacional en julio. “Yo represento a El Salvador con mucho orgullo y a la vez no lo he decepcionado porque donde quiera que peleo siempre salgo con la frente en alto”, asegura.
Los planes deportivos se trastocaron con el Covid-19 pero lejos está el Diamante de descuidarse en el entreno, porque como bien lo dice “de repente te pueden llamar y decir ‘ya está listo, se puede boxear’. Entonces hay que seguir adelante, no hay que parar”.