Laura vigila a través de la ventana mientras Francisco, su pareja, toma un pedazo de palo y, con el trozo de tela que rasgó de una vieja camiseta blanca, comienza a hacer “nudos ciegos” hasta que queda sujeta. Ajusta el palo entre los hierros del marco y, después de un rato, la bandera blanca estaba lista y colocada en el punto más visible de la casa. Solo falta que alguien pase y sepa que en ese hogar hay hambre. El problema es que, hasta ese punto de la Colonia Altavista, en Tonacatepeque, pocos llegan.
Es el polígono 19 y sus alrededores. En al menos cuatro o cinco cuadras a la redonda, los habitantes han colgado, al igual que Francisco, banderas blancas o pedazos de tela de color blanco, de las ventanas y puertas, en señal de alerta y auxilio, frente al riesgo que en los proximos días, cada una de esas familias se quede sin alimentos y sin recursos para seguir sobrellevando la cuarentena.
Video: la mayoría de las casas han colocado la bandera blanca en sus ventanas
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La crisis alimentaria podría estár tan cerca como a la vuelta de un par de días. Las decenas de familias que han optado por incluirse en la silenciosa protesta de banderas blancas confirman en que las reservas, tanto de alimento como de dinero, podrían no durar más tiempo que el próximo fin de semana. Esto frente a un completo abandono por parte de cualquier autoridad, municipal o estatal, que acuda al llamado que, aseguran, lleva ya más de siete días. Laura y Francisco son solo uno de las decenas de casos que se observan, a simple vista, al recorrer las callez de la zona.
Laura permanece recostada sobre un sofá, desde el balcón de la puerta puede verse que tiene uno de sus pies vendados. Hace unos días tuvo un accidente y se lastimó el tobillo. Frente a la dificultad para movilizarse, a causa de las restricciones de transporte, desistió de acudir a un centro médico a recibir asistencia. Está embarazada de cuatro meses. Asegura que todos sus controles están al día, pero también confirma que han comenzado a racionar la comida.
“Hace como siete días se nos acabó la reserva que teníamos”, dice y asegura que sobreviven con lo que puedan comprar con menos de tres dólares al día. Se dedican a la venta de verduras en el Mercado Central de San salvador y tienen varias semanas de no poder salir a trabajar, en parte por acatar las medidas del gobierno, en parte porque ya nadie llegaba al mercado a comprar.
Ninguno recibió el bono de 300 dólares que ofrecieron las autoridades para sobrellevar la cuarentena, que está cerca de completar su segundo mes. Al principio pensaron que podrían sobrellevar los gastos, entre los que se encuentra el alquiler de la casa en donde viven, pero hace una semana comenzaron a notar que el dinero se iba más rápido de lo que llegaba. Ella tiene 24 años y él tiene 26. Ambos dicen sentirse frustrados por no poder hacer nada para salir, por sus propios medios, de la situación en que se encuentran.