La merma de la actividad económica debido a la cuarentena por la pandemia de COVID-19 en Bolivia obligó a monjas de clausura a incursionar en modernas formas de comercio para la vida monacal como el delivery.
Tradicionalmente, los conventos de monjas de clausura subsisten con la venta productos de repostería artesanal, chocolates, mermeladas, productos lácteos, vinos y licores caseros así como artículos religiosos.
“Somos un monasterio donde la tienda es nuestro medio de sustento. A raíz de la cuarentena, la tienda se vio afectada como muchos otros negocios. Conocimos a una joven que nos propuso crear un catálogo con nuestros productos. Ella misma lo elaboró y lo fue pasando a sus contactos por el whatsapp y así fue que empezaron las llamadas y pedidos”, explicó a la AFP la hermana Carla Inés, Vicaria del Convento de las Clarisas en la ciudad de Cochabamba (centro), en una comunicación telefónica.
Las monjas ofrecen en un catálogo por internet dulces de durazno, limón, membrillo y lacayote (un tipo de calabaza), así como vino dulce artesanal y productos religiosos como escapularios o pequeñas cruces de madera para colgarlas al cuello.