¡Cuidado! Las formas de cocinar el pollo en casa pueden no ser del todo seguras

La carne de pollo puede albergar patógenos bacterianos como Salmonella y Campylobacter. Las altas temperaturas en la cocción pueden matar estos microbios, pero también estos pueden sobrevivir lo suficiente como para causar enfermedades.

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El pollo es uno de los platillos más populares a nivel mundial. Foto EDH / Shutterstock

Por Agencia EFE

2020-05-03 9:30:21

El pollo es uno de los ingredientes más versátiles en la gastronomía internacional, uno de los que goza de mucha popularidad, pero también uno que suele ir acompañado de ciertos agentes patógenos causantes de varias enfermedades.

Para contrarrestar dichas bacterias, la cocción eficaz es clave, y millares en el mundo están convencidos de que lo cocinan de la forma correcta.

Sin embargo, recientemente un estudio del Instituto Noruego de Investigación sobre Alimentación, Pesca y Agricultura ha demostrado que las técnicas generalizadas en los hogares para saber si la carne está suficientemente hecha no aseguran que los patógenos se reduzcan a niveles seguros.

Y es que, las recomendaciones para vigilar la cocción son muy dispares, y la prevalencia y la seguridad de los métodos que se utilizan comúnmente no son precisos, según los autores.

Para contribuir a aclarar las prácticas entre los consumidores, los científicos, liderados por Solveig Langsrud, realizaron una encuesta en 3,969 hogares de cinco países europeos (Francia, Noruega, Portugal, Rumanía y Reino Unido) sobre las técnicas que empleaban para cocinar pollo.

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Además, entrevistaron y observaron directamente las prácticas que se llevaban a cabo a la hora de cocinar pollo en otros 75 hogares de estos países, según un comunicado de la revista Plos One, donde se publicó el estudio.

 

Ya sea a la parrilla u horneado, el pollo necesita tiempo para hacerse. Acá, niños cocinando pollo en el distrito de Meneng de la isla de Nauru en el Pacífico. Foto EDH / AFP

Los investigadores comprobaron que en la mitad de los hogares se utilizaba la técnica de juzgar el color interno de la carne para comprobar si estaba suficientemente hecha; otros métodos comunes consistían en evaluar la textura o el color de su jugo.

Sin embargo, y tras experimentos en el laboratorio, los investigadores demostraron que el color y la textura no son por sí mismos indicadores fiables de seguridad: por ejemplo, el color interno del pollo cambia a una temperatura demasiado baja para inactivar suficientemente a los patógenos.

Los autores recuerdan que a menudo se recomienda el uso de termómetros para juzgar el grado de cocción del alimento por dentro, pero solo 1 de los 75 hogares examinados hizo uso de esta herramienta.

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Además, aunque se recomiende este instrumento, los investigadores vieron que la superficie de la carne del pollo puede seguir albergando patógenos vivos aunque el interior se haya cocinado lo suficiente.Los hallazgos sugieren, dicen, la necesidad de recomendaciones actualizadas que garanticen la seguridad alimentaria, sin olvidar los hábitos y deseos de los consumidores de evitar el pollo demasiado cocinado.

Por ahora, estos recomiendan fijarse en el color y la textura de la parte más gruesa de la carne, así como asegurarse de que todas las superficies alcanzan temperaturas suficientemente altas; las otras recomendaciones —dicen— no están basadas en pruebas científicas y rara vez son utilizadas por los usuarios.

Es importante conocer las señales de que la cocción del pollo ha sido efectiva. Foto EDH / AFP

“Los consumidores deben comprobar que todas las superficies de la carne están hechas, ya que la mayoría de las bacterias están presentes en la superficie”, dice Langsrud, quien recomienda cerciorarse de que la carne del interior esté fibrosa y no brillante para saber que ha alcanzado la temperatura ideal.