La prestigiosa revista The Economist evaluó el comportamiento de diferentes gobiernos durante la emergencia del COVID-19, resaltando cómo algunos han utilizado la crisis y el pánico para reforzar su autoridad, desconocer límites y pretender gobernar con un cheque en blanco.
A la infame lista, donde han ingresado conocidos autoritarios como Víctor Orban (Hungría), Aleksandar Vu?i? (Serbia) o el turco Tayyip Erdogan se logró colar el gobierno de Nayib Bukele, que ha sido acusado de privilegiado una respuesta militar y la mano dura a un enfoque técnico o científico.
“En El Salvador, más de 2,000 personas han sido encerradas por violar reglas estrictas de distanciamiento social, rompiendo a menudo el propósito de estas”, señala la revista, en referencia a cómo las capturas han generado más hacinamiento en centros de contención y bartolinas policiales. Si el propósito era evitar los contagios, ese no es el camino, lamenta la publicación.
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Asimismo, recuerda que “la Corte Suprema le ha ordenado al gobierno parar las detenciones arbitrarias y las condiciones inhumanas que seguramente llevarán a más contagios, pero su feroz presidente Nayib Bukele la ha desafiado vía Twitter”.
The Economist finaliza denunciando que el COVID-19 “ha precipitado una crisis constitucional en uno de los países más violentos de Latinoamérica”.
Compartir asiento en un ránking junto a Orban, Erdogan, Vu?i? y otros líderes de vocación autoritaria en tiempos de pandemia no debería ser ningún orgullo. La revista considera este fenómeno una nueva enfermedad, “la influenza del autócrata”.
Esta ha implicado intimidar a la oposición, elevar las detenciones, silenciar la disidencia y utilizar chivos expiatorios. Y a pesar de que el objetivo sea perder el control, menciona el artículo, “en muchos países el COVID-19 fomentará la inestabilidad y las autocracias no tendrán inmunidad”.