Un ingeniero que vino de Estados Unidos y entró al país vía terrestre desde Guatemala semanas atrás, se convirtió en la octava víctima mortal del COVID-19 en El Salvador, según lo confirmaron las autoridades de Salud.
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El ministro de Salud, Francisco Alabí, publicó en su cuenta de Twitter que la víctima tenía 62 años y vino al país desde Estados Unidos, agregó que se realizaron “esfuerzos médicos y atención de primera línea”.
Sin embargo, fuentes médicas afirmaron a El Diario de Hoy, que el profesional vino al país en un buen estado de salud, pero luego fue enviado al albergue de la Villa Olímpica.
Ocho días después, el ingeniero comenzó con los síntomas de tos y gripe. Ya aseguraba que muchas personas presentaban los mismos síntomas.
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Las fuentes agregan que el 24 de marzo, una semana después, el profesional fue movido hacia el hospital Saldaña en Los Planes de Renderos, donde estuvo con un aceptable estado de salud.
Sin embargo, en los días próximos su estado de salud se complicó y fue trasladado hacia el hospital del ISSS en la colonia Amatepec, Soyapango donde debió ser intubado por la gravedad de su salud que le impedía respirar.
“Al parecer le perforaron el pulmón y se complicó todo, le dieron antibióticos para esto y hidrocloroquina. Luego presentó una complicación renal. No le pusieron la diálisis porque no había equipo. Los parientes lo intentaron sacar para darle otro tipo de atención pero no permitieron”, declaró la fuente.
Conocidos del ingeniero lo recordaron como un hombre que trabajó mucho y logró sacar adelante a sus hijos profesionales que viven en el extranjero.