Si quieres que te hagan buenos zapatos, busca buenos zapateros…
El gobierno ha dispuesto repartir bolsas de comida en lugar de dinero entre los sectores más vulnerables de la población, por lo que con el mejor de los deseos para que el plan funcione y nadie se meta en sus bolsillos parte de lo que debería ir en las bolsas, hacemos la siguiente sugerencia:
Las únicas empresas capacitadas para procesar alimentos, embolsarlos higiénicamente y dar cuenta de cada libra de los insumos que se le entregan son precisamente las fabricantes de los llamados “churritos”, dos consorcios de larga y reconocida trayectoria.
Puede estar seguro el presidente Bukele de que aunque más de alguno de sus allegados o personas relacionadas con su gestión pretenda hacerlo, “no se trata de soplar y hacer botellas” sino de dar a los recursos el uso más eficiente, lo que vale tanto para la fabricación de las unidades como para su distribución.
Y de nuevo volvemos a la recomendación que los sectores productivos vienen haciendo desde hace rato: el gobierno debe asesorarse con profesionales capacitados en estas tareas, pues está en juego la efectiva asistencia a grandes grupos poblacionales.
Ya se han cometido muchos errores a causa de la improvisación, de ir de ocurrencia en ocurrencia, de anteponer intereses de allegados a necesidades urgentes.
El punto de partida fue el errado: no fueron epidemiólogos, profesionales de la salud quienes fijaron cuarentenas y procedimientos, sino decisiones sacadas de la manga por la presidencia y su inefable grupo de confianza.
En muchos sentidos El Salvador está en la mira de entidades tanto internas como especialmente externas. No estamos encerrados en un cuarto donde nadie mete las narices, sino que más bien nos encontramos en una pecera, tanto en lo relacionado a cómo se combate la pandemia, como a la vida política, las amenazas a la institucionalidad, los abusos de poder.
Los ojos del mundo están puestos sobre El Salvador y sus instituciones
El actual gobierno ha sido denunciado y condenado por su resistencia a acatar los fallos de la Sala de lo Constitucional, por el asalto de una soldadesca a la Asamblea, por las violaciones a la libertad de expresión y su falta de transparencia en hechos como el viaje de Osiris.
El Comité de Relaciones Exteriores del Congreso de Estados Unidos, a través de su presidente, Eliot Engel, llamó a Bukele a respetar los fallos de la Sala, pues, como dice el Procurador de Derechos Humanos, Apolonio Tobar, “no se trata de cartas al Niño Dios ni meras solicitudes o recomendaciones, sino órdenes judiciales”.
En otras palabras, “big brother is watching you”, siendo “big brother” no solo Washington, sino la Unión Europea, Japón, Alemania, las potencias democráticas del mundo.
Ninguna nación democrática tiene interés en que El Salvador se convierta en una dictadura, que se haga un nuevo intento para dar un golpe de Estado como el 9F.
Centroamérica tiene más que suficiente con las narcodictaduras en Honduras, un país en el que expresidentes enfrentan o ya han sido condenados a cárcel, ni menos a una nefasta narcodictadura como la de Nicaragua.
Son muchísimas las voces que señalan que una pandemia no debe ser pretexto para instaurar dictaduras, para pisotear el Estado de Derecho, para abusar de la población con medidas inconsultas, muy peligrosas.
Lo que debemos hacer para ponernos a salvo del coronavirus y del alud de ocurrencias y arbitrariedades es encuarentenarnos, no asomar ni la nariz.