Un motorista, un ganadero y un zapatero relatan su “injusta” detención durante la cuarentena

Fueron detenidos en Santa Ana: uno salió para hacer diligencias para cubrir necesidades de sus hijos; otro iba a cuidar a sus vacas, y el otro salía de desayunar de casa de su madre.

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Varios jóvenes detenidos según la Policía por violar la cuarentena domiciliar están alojados en el Centro de Contención en el edificio Gamaliel del Tabernáculo Bíblico Bautista en la colonia Escalón. Foto EDH / Archivo / Yessica Hompanera

Por Jaime López

2020-04-16 10:00:04

El centro de contención instalado en el edificio Gamaliel del Tabernáculo Bíblico Bautista Amigos de Israel, en la colonia Escalón en San Salvador, es el techo que desde el lunes por la noche comparten varias personas entre ellas un motorista, un ganadero y un zapatero que, según ellos, fueron detenidos “injustamente” por la Policía en Santa Ana.

Los detenidos con edades entre 20 y 30 años, y ocupaciones definidas, aseguran haber sido arrestados y llevados a una delegación policial sin haber cometido delito (actos arbitrarios) y aunque hicieron todo lo que estuvo a su alcance por justificar por qué andaban en la calle, de nada les sirvió, pues los agentes les ordenaron subir a los patrullas.

En uno de los casos, la víctima desarrolla actividades agrícolas que, según los decretos de la Emergencia Nacional y de Excepción por prevención del COVID-19, estaban exentos de la restricción impuesta.

Los tres coincidieron en que los agentes policiales los trataron como a delincuentes, los insultaban y hasta les gritaron improperios, a pesar de no haberse resistido.

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Uno de los afectados relata que el agente alegó ante su superior que le había irrespetado al decirle que la corporación no tenía por qué saber lo que él iba a comprar, cuando le solicitó la lista de compras.

Luego fueron llevados a las bartolinas del 911 de Santa Ana y desde las 12:00 del lunes permanecieron hasta pasadas las 5:00 p.m. que fueron trasladados a San Salvador.

En ese lapso, los jóvenes afirman que necesitaban al servicio sanitario pero se lo negaban y les ordenaban que se pegaran a una patrulla y ahí hicieran sus necesidades.

Los retenidos se quejaron de que en las bartolinas no les dieron de comer ni beber; y por la noche, en el Tabernáculo no les dieron cena tras casi 12 horas sin ingerir alimentos; el siguiente día pasaron sin beber agua hasta las 8:00 p. m. que un donante les llevó una botella a cada uno.

Dicen que en el centro les alegaron no tener que darles porque ese día no habían recibido donaciones.

Detenidos cuando iban a dar agua a las vacas

En otro caso, los hermanos Danilo y Pedro (nombres ficticios) de 20 y 23 años, respectivamente, fueron detenidos el lunes por la tarde en el cantón Los Conacastes, de Santa Ana, cuando iban a darle agua a unas 30 vacas con las que llevan el sustento a una familia de 11 integrantes.

Los jóvenes fueron arrestados, según la Policía, por incumplir la cuarentena domiciliar, a pesar de que, aseguran, mostraron sus implementos que todo ganadero requiere para realizar su trabajo.

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“De repente vimos la patrulla y un agente nos gritó: ‘súbanse’, y otro les dijo: si ellos a darle agua a las vacas van. No, dijo, que se suban y nos llevaron al 911 de Santa Ana y nos quitaron los documentos”, relata Danilo.

Los jóvenes fueron detenidos a cuatro metros de su casa y tras su detención les quitaron la billetera, los teléfonos celulares y todo cuanto de valor portaban. “Mi papá y mi mamá les dijeron a los policías: ‘ellos a ver los animales iban’, y ellos respondieron: ‘eso no le hace’”.

“El que se veía como sargento y que los mandaba, parecía como enojado, según él, piensa que uno solo fregando anda en la calle; tiene que darles de comer y agua a los animales porque del ganado se mantiene uno”, argumenta Danilo.

Con la retención de los dos, el ganado quedó abandonado y se les ha perdido la leche; además las vacas podrían enfermar, dijeron.

El producto que a diario obtienen de sus vacas también la venden en la zona donde residen y al no estar libres, ese producto se pierde, dijo el joven ganadero.

Danilo aún está soltero y vive con sus padres, además de dedicarse a la ganadería, trabaja en la agricultura, en la siembra de hortalizas.

El joven niega que los policías lo hayan detenido a él y a su hermano porque les detectaran síntomas de gripe, fiebre u otro indicador que hiciera prever la amenaza del mortal coronavirus.

Los hermanos ganaderos comparten una habitación con otras personas detenidas. Algunos de sus acompañantes dicen que ellos son humildes, campesinos y de buenos modales, al tiempo que lamentan que también hay gente que consume crack y eso afecta a todos.