María Marta Ramos, la señora que falleció el viernes pasado en el hospital Saldaña por problemas derivados de su padecimiento de diabetes, sufrió en soledad los últimos días quejándose de un dolor en el pecho y dificultad para respirar; murió abandonada, dice la familia, porque los funcionarios del hospital y del ministerio de Salud no les permitieron que fuera trasladada a un hospital privado.
Edwin Cornejo Ramos, uno de los hijos, residente en Estados Unidos no oculta su malestar porque, según él, su madre estuviera viva si no hubiera sido abandonada en una camilla en la cual pasó sus últimos días, solo recibiendo palabras de consuelo a través de llamadas telefónicas tanto de sus hijos como de José Luis Cornejo, quien aún permanece en el hotel Alicante, de Apaneca, guardando la cuarentena a pesar de que 15 días después, no tiene ningún síntoma de COVID-19.
“En el hospital se me puso grave porque nunca me la atendieron. Yo le hacía videollamadas y me decía que le dolía el pecho y que nunca la iban a ver (médicos)”, afirmó Edwin, en entrevista telefónica con El Diario de Hoy.
De acuerdo con Edwin, a María Marta le hacía daño el frío y fue por eso que cuando del albergue de la Villa Olímpica la trasladaron al hotel Alicante en Apaneca, pronto comenzó a resfriarse y a toser. Eso hizo que dispara las alarmas de empleados del ministerio de Salud quienes la aislaron por unas horas y luego la llevaron al hospital Saldaña.
En el hotel Alicante quedó José Luis Cornejo, el esposo, quien pidió que también lo llevaran al mismo hospital para poder estar pendiente de su esposa; sin embargo, le negaron la petición. “De peores enfermedades la habíamos recuperado; yo quería estar con ella allá pero no pude estar cerca de ella cuando lo necesitaba”, dijo José Luis a El Diario de Hoy.
De acuerdo con el esposo de María Marta, ambos fueron a Colón, Honduras, a visitar a unos familiares que después de la Guerra de las 100 Horas se quedaron a vivir allá. El viaje había sido planeado para permanecer allá durante 15 días.
Pero cuando comenzaron a escuchar que iban El Salvador iba a decretar estado de emergencia, decidieron regresar ocho días antes. Fue por eso que el viernes 13 comenzaron el viaje de regreso. En Copán se quedaron la noche para pasar el sábado por la frontera.
Ese mismo día los llevaron a la Villa Centroamericana, pero dos días después los trasladaron. El martes en la madrugada llegaron al hotel Alicante.
“Cabal el sábado (21 de marzo) a la medianoche me quitaron a mi esposa de aquí, porque aquí estábamos juntos; por una simple infección de garganta y gripe que le dio se la llevaron”, afirmó José Luis.