El aislamiento fue la clave hace un siglo para evitar que una niña de tres años muriera de la temida gripe española.
Más de 500 millones de personas en todo el mundo adquirieron el virus de la gripe H1N1, la primera pandemia de este patógeno y la tercera más letal en la historia de la humanidad, ocurrió entre 1918 y 1919 y cerca del 27 % de la población se infectó.
Elino Miller tenía tres años en esa época, fue puesta en cuarentena en su habitación. No tenía ningún contacto con el mundo exterior, ni con sus padres y hermana mayor porque siguieron estrictamente las advertencias sobre evitar exponer a otros a la enfermedad. Una bufanda blanca colgada en la puerta de la casa fue la alerta para los vecinos de la localidad, la temible gripe española había llegado al lado norte de Chicago.
La pequeña niña desde su ventana veía el panorama que dejaba aquella peste. En su memoria quedó grabado el desfile de ataúdes de vecinos que un día estaban sanos y al siguiente iban camino al cementerio.
Las escenas impactaron tanto su vida que los relatos sobrevivieron durante años, hasta llegar a los oídos de sus nietas una y otra vez.