Nicaragua, aunque país hermano, es distinto en muchas maneras a El Salvador. Una de ellas es que el fútbol profesional todavía sigue en marcha a pesar de la alerta mundial por el coronavirus, y este fin de semana hasta se disputó con relativa normalidad la primera jornada de la segunda vuelta del torneo de primera división.
La situación es incierta en la nación pinolera, pues aunque el mundo se encuentra en total alerta por la pandemia del COVID-19, en Nicaragua todavía hay gente que acude a balnearios, que no evita aglomeraciones, que va a trabajar con normalidad. Pese a que hasta ayer se reportaban dos casos confirmados de coronavirus y seis sospechosos de contagio, en el país no se habla de cuarentena domiciliar para los locales (salvo para quienes presentan síntomas), aunque sí se mantienen los partidos oficiales a puertas cerradas.
Así lo cuenta Ángel Orellana, entrenador salvadoreño de exitoso paso por el fútbol chocho y que hoy tiene las riendas del ART Jalapa, un club de media tabla que, como contó el mismo profesor, pelea por mantener categoría. “Estamos en la fecha 10 y nuestro equipo ya salió de la zona del descenso”, cuenta orgulloso el exjugador de Marte y exasistente de Juan Ramón Paredes en Alianza.
Orellana conversó este lunes con el programa Los Provocadores, vía telefónica desde Jalapa (norte) y explicó cómo es que el balón sigue rodando en Nicaragua, el único país de América en ese orden.
“La Federación suspendió la segunda división, la liga femenina y el fútbol sala, pero no la primera División… Tenemos que jugar porque así se nos dice. Lo que ha tomado la Liga a bien es la higiene: Por ejemplo, nos dan dos botes grandes de alcohol gel, para que el jugador antes y después del entreno se esté desinfectando. Se han jugado las últimas dos fechas a puerta cerrada y el Gobierno está dando las indicaciones para mantenerse”, aseguró.
Escucha el programa de este lunes, acá.
Orellana profundizó en las medidas que el Estado nica está promoviendo: lavarse las manos, usar siempre mascarilla y mantener una distancia social de no menos de dos metros, pero no se habla de cuarentenas ni confinamientos preventivos, como sí se decretó en El Salvador este fin de semana.
“No hay ninguna restricción de movimiento. Ayer (domingo), todavía había gente en balnearios de Managua y en los ríos, de vacaciones. Lo único que se nos dice es que cuidemos la higiene personal, nada más, y que cuidemos de no estar a menos de 2 metros”, indica.
A nivel personal, el profe también ha tomado ya sus medidas: “No estamos saliendo del hotel si no es necesario, siempre andamos cargando nuestro alcohol gel, (hacemos) el lavado de manos, y (al regresar a la habitación), la ropa sucia la dejo en la entrada y no la combino con la ropa limpia que tengo”.
Contrario a El Salvador, no existe un clima de alarma ni de “pánico” social, según deja entrever Orellana. “Con esta situación que estamos viendo a nivel mundial, también a nosotros nos alarma. Aquí, ese pánico escénico que estamos viendo en los medios, no lo difunden de esa manera”.
Fútbol a distancia
Jalapa es un municipio 300 kilómetros al norte de Nicaragua, casi limítrofe con Honduras y a poco más de dos horas de Estelí. Con 85 mil habitantes, no es un lugar donde las aglomeraciones sean lo común, pero Orellana reconoce que otros equipos de la liga se han mostrado en contra de seguir jugando por temor a contagiarse.