“Esto no fue problema de un hospital. No es un tema en una ciudad. No es inoperancia de ningún profesional, que están haciendo lo que pueden y más inclusive arriesgando su salud y la de sus familiares. Es un sistema que evidentemente no está funcionando. Una sociedad que no está preparada para reaccionar ante lo que nos está ocurriendo. El problema de que no nos hagan la prueba es que sin ella nunca vamos a saber cuántos somos los infectados, y por ende no vamos a conocer la real magnitud de esta pandemia. Y esa es una falla que como sociedad vamos a pagar caro”, reflexionó la periodista de Infobae Soledad Cedro al confirmar que su prueba de COVID-19 dio positivo.
Cedro narró todo el proceso que pasó para que le hicieran la prueba, asegura que llevaba días sospechando que tenía el virus, posiblemente su esposo y su hija también, pero lo conformó hasta hace unas horas.
“Tengo coronavirus. Lo sospecho desde hace varios días pero lo confirmé hace un par de horas. Soy de las afortunadas que enfrentan síntomas leves, nada más grave que una gripe normal. Conocer si tenía o no el virus era importante para mí, no porque me negara a hacer las dos semanas de cuarentena preventiva, sino porque estoy convencida que lo grave del coronavirus es el efecto social, lo rápido que se contagia y lo fácil que puede llegar a personas cuyas vidas corren riesgo. Creo que todos tenemos derecho a saber si estamos enfermos o no, y que la sociedad tiene y debe saber cuántas personas enfermas tiene para que juntos actuemos en consecuencia”, escribió en una publicación de Infobae.
La periodista asegura que por fortuna de ella, sus síntomas son leves, pero califica el proceso para enterarse como un “vía crucis”.
Proceso engorroso
El viernes Cedro se enteró que una de las personas con quien tuvo contacto tenía corornavirus. Asegura que en el momento de reunirse no tenía síntomas y no sospechaba que podía tener el virus. Cuando se dio cuenta inmediatamente se comunicó con su médico personal y ella le aconsejó quedarse en cuarentena en su casa.
También le informó que no podía hacer la prueba porque tenían un número limitado y el protocolo indicaba que no podía hacerse a nadie que no tuviera fiebre. Asegura que esta fue la primera alerta que le dijo que como sociedad no se está preparado para atender esta crisis sanitaria.
“Si sabemos que es un virus que muchas veces se presenta de manera asintomática, ¿cómo puede ser que no estemos preparados para controlar a los que estuvieron expuestos al virus?”, cuestiona.
Luego llamó al Departamento de Salud, pero le dijeron que hay una línea establecida para atender los casos de COVID-19. La persona que la atendió solo le recomendó monitorear sus síntomas y seguir con su vida normal.
“Creí haber entendido mal, y repregunté si es que me estaban recomendando no hacer una cuarentena. Para mi sorpresa, la respuesta fue que era innecesario aislarme si no tenía síntomas. Como mi médica, y el sentido común, me había hecho otra recomendación decidí hacer oídos sordos a la recomendación oficial del Estado y quedarme en mi casa sin salir”, narra.
Asegura que esa misma noche y el sábado llegaron los síntomas: “una fatiga que no era normal y un dolor de cabeza raro”.
“El sábado transcurrió igual y se agregó un poco de tos. Había síntomas, pero todo era tan leve que no era candidata para recibir el examen que me quitaría de dudas. El domingo amanezco con una fiebre leve, apenas por arriba de los 38 grados, pero mi marido tenía fiebre muy alta. En ese entonces era claro que algo teníamos”.
Ese día se contactó con su doctora personal, ella le recomendó llamar a emergencias y así lo hizo. Cuando llamó le dijeron llegaran a las instalaciones, que tenían previsto un operativo especial para tratar los casos de coronavirus.
Llegaron al centro médico con dolores de cabeza, cuerpo, fiebre y esperaron una hora bajo el sol para ser atendidos porque a las personas relacionadas al COVID-19 no las dejaban entrar al hospital.
“Allí pidieron detalles del caso, lo evaluaron y decidieron que cumplíamos con los requisitos para ser vistos por el personal médico y ser testeados para el COVID 19. El protocolo indica que primero hay que estar seguro de que los síntomas no son consecuencia de otro tipo de virus. Algo que también es entendible. Cuando los resultados de la prueba de la gripe y estreptococo dieron negativos una enfermera vino a decirnos que teníamos que irnos a nuestra casa y continuar con la cuarentena sin seguir investigando el caso.”
La periodista y su familia se negaron a irse del centro hospitalario y les ofrecieron hacer un scan de otros virus, pero no el del coronavirus, para entonces, ya habían transcurrido cuatro horas.
“Mi marido, que seguía con una fiebre por encima de los 40 grados, se negó a seguir allí si no lo iban a testear por lo que probablemente tenía y decidió volver a casa donde por lo menos estaría más cómodo (y evitaría contagiar a alguien del virus que tenía, al cual aparentemente era imposible ponerle nombre). Para evitar que nos fuésemos vino una médica infectóloga a explicar que no podían hacernos la prueba porque este hospital (uno de los más grandes de la ciudad) no contaba con la capacidad de realizar ese tipo de exámenes. Para este punto ya llevábamos cinco horas allí y, sinceramente, la explicación (que era contradictoria con lo que nos habían dicho al llegar al hospital) no nos satisfizo”.
Cuando Cedro se disponía a irse del centro hospitalario una doctora les llamó por teléfono y dijo que sí podía hacerles la prueba. El proceso duró tres horas, pero finalmente la prueba para detectar casos de coronavirus les fue realizada.
Sin embargo, no recibieron ningún tipo de recomendación acerca de cómo actuar frente a los síntomas. La respuesta de los resultados fue dada en tres días, ella salió positiva.
Asegura que todo este proceso por el que pasó muestra que no se está preparado para dar atención a los casos y evitar la rápida propagación del virus.