“La mujer que al amor no se asoma, no merece llamarse mujer. Es cual flor que no esparce su aroma, como un leño que no sabe arder. La pasión tiene un mágico idioma, que con besos se debe aprender. Puesto que una mujer que no sabe querer, no merece llamarse mujer. Una mujer debe ser soñadora, coqueta y ardiente. Debe darse al amor con frenético ardor, para ser una mujer…”
Soñadora, coqueta y ardiente, vaya combinación. Uno pensaría ¿qué más se puede pedir? Pero la verdad es que los humanos no estamos a gusto y siempre queremos más. Hombres y mujeres. Pero a lo que vamos, no nos distraigamos: es una canción preciosa. Le sugiero que la oiga cantada por su autora y más reconocida intérprete, Sandra Mihanovich, una argentina poco usual. Aunque nunca tuve el gusto de escucharla en concierto, escuché mucho sus canciones. (En casetes que compraba, pues no la ponían mucho en la radio; empezaban a salir los discos compactos; internet y youtube ni siquiera nacían. Me encantaban las letras y la emoción con la que canta. Ella surgió a la vida pública a mediados de los Setenta, yo la descubrí a inicios de los Ochenta con el surgimiento del rock en español, movimiento en el que los argentinos tuvieron destacada actuación. Coincidentemente, eran también los años en que se hacía sentir un movimiento, ya con carácter institucionalizado, de igualdad de la mujer. Cuarenta años después, me parece que alguien debería hacer un honesto balance de qué tanto ha ayudado a una verdadera liberación femenina el haber forzado la marcha de los acontecimientos.
Yo no podría. Pues a pesar de todas las estadísticas que han circulado y circularán a raíz de esta fecha, paso la mayor parte de mi tiempo escuchando directamente a personas individuales de carne y hueso lidiar con los fantasmas y dolores en sus vidas o tratando de construir su futuro desde las aulas universitarias. Recuerdo a Roxana, por ejemplo, una escultural mujer que atendí hace tiempo ya. Se desempeñaba como gerente regional de una importante transnacional, la movían de un país a otro. Temprano en su vida el matrimonio con el hombre que amaba se había disuelto y el hijo de ambos había quedado bajo su maternal responsabilidad (¿cuándo no?). Bella, laboralmente exitosa, financieramente solvente, amorosamente requerida, recuerdo haberla escuchado decir entre sollozos “y todo esto lo daría gustosa a cambio de quedarme en casa, ocupándome de la cocina y decorando mi casa”. ¡Las tentaciones profesionales que enfrentamos muy de vez en cuando! O Socorro, una joven viuda profesional que llegó al término del duelo por su esposo buscando reestructurar su vida para poder integrar la vida hogareña (“es más difícil el trabajo de la casa, de mamá que el de afuera”) con las responsabilidades profesionales en las que estuvo metida tratando de capear la tormenta emocional de la súbita muerte del esposo. O Blanca Lidia, joven campesina nuestra que voluntariamente se fue con el ahora difunto padre de sus hijos a sus 14 años. Viuda temprana también, se goza ahora en la dirección de sus negocios en el interior de la República y ni se le ocurre pensar en la necesidad de buscar la igualdad con los hombres. Nadie lo tiene todo.
Sigue la canción: “Yo viví como en sombras, dormida, sin sentir la más leve emoción. Una vez me dijeron, ‘querida’, Y esa voz mi letargo quebró. Ahora quiero y me aferro a la vida. Ahora mi alma comienza a nacer. Puesto que una mujer, que no sabe querer, no merece llamarse Mujer”. Tiene la Mihanovich otra canción que se llama “Soy lo que soy” con la que se entiende mejor lo de “querida”. Yo la usé mucho en aquella década lejana para apoyar a varios adolescentes en su proceso de construir su propia identidad. Viendo unos videos en Youtube entendí mejor el dilema personal de la Mihanovich, quien brilló por su constancia y calidad artística, no porque gritara mucho.
¿Se conseguirá alguna vez la igualdad femenina? ¿Será que el concepto “mujer” designa un grupo homogéneo? ¿Estará mal planteado el asunto? Recuerdo que en aquellos años primeros se decía que las medidas compensatorias de discriminación positiva serían temporales, ¿cuándo cesarán? ¿cuando todas las mujeres voten solo por otras mujeres? Algunas preguntas para quien quiera realizar el estudio. Creo que estaremos viendo pronto el inesperado final de la película.
Psicólogo.