Recientemente, el Museo Universitario de Antropología (MUA) inauguró una muestra de cerámica prehispánica decorada con este enigmático método.
Todo apunta a que la técnica decorativa prehispánica conocida como Batik Usulután tendría sus orígenes en el territorio salvadoreño precolombino.
Pero aún falta mucho que investigar, antes de confirmar tal argumento. Lo que sí es un hecho es que la mayor cantidad de cerámica decorada con este particular método al negativo ha sido localizada en suelo nacional , al occidente del territorio.
El ceramista, investigador, conservador y restaurador Henry Alberto Sermeño afirma —en información facilitada al MUA de la Universidad Tecnológica de El Salvador— que se ha localizado cerámica Batik Usulután en varios lugares que constituyeron la zona cultural de Mesoamérica, “pero la región en donde mayores evidencias se han encontrado es en El Salvador”.
El antropólogo salvadoreño Ramón Rivas, director del MUA, agrega que también se ha ubicado cerámica decorada con esta misteriosa técnica en Sudamérica.
Parte de esas piezas tan peculiares constituyen la nueva muestra temporal que recientemente inauguró el MUA, en un evento en el que se rindió homenaje al fundador de la Confitería Americana, José Luis Cabrera, uno de los grandes benefactores de dicho museo.
Los objetos en exhibición en el MUA ofrecen una diversidad de formas y rasgos al negativo que los hacen únicos. Foto EDH / Jessica Orellana
Son 59 piezas las que pueden apreciarse desde el pasado 27 de febrero, procedentes de donaciones que han sido realizadas al museo de antropología durante sus 14 años de funcionamiento. La muestra estará disponible hasta el 15 de junio de este año. El museo está abierto de martes a viernes de 8:30 a 11:30 de la mañana y de 3:00 a 5:30 de la tarde. Y sábados de 8:30 a 11:30 de la mañana.
“Sabiendo la importancia de la tipología de esta cerámica decidimos mostrar las piezas que consideramos más representativas. Hemos incluido piezas de los tres grandes períodos (Preclásico, Clásico y Posclásico) y entre ellas hay platos, vasijas de varios tamaños y con figuras zoomorfas y antropomorfas. Es curioso, pero a algunas piezas aún se les pueden ver huellas de los dedos de su diseñador”, indicó Rivas.
Y, ¿qué tiene de particular esta técnica decorativa que resulta tan enigmática y tan valiosa para la cultura salvadoreña?
El arqueólogo de la Fundación Nacional de Arqueología de El Salvador (Fundar) Paul Amaroli, quien también colaboró con el equipo a cargo de esta exhibición , indica que si bien la técnica de decoración negativa ha sido inventada en varios momentos y lugares a lo largo de la arqueología mundial, los antiguos habitantes salvadoreños inventaron una cuyo origen se ha podido registrar hace tres mil años, a través de esta ciencia.
“Se ha podido documentar su origen como manchas irregulares, hace unos tres milenios, y su evolución durante siglos, culminando con una decoración sofisticada en estrechas líneas paralelas (logradas con pinceles múltiples, de hasta 7 pinceles o más) ya para aproximadamente 200 años d.C.”, detalla Amaroli.
Los motivos decorativos de líneas ondulantes y paralelas caracterizan a este tipo de técnica. Foto EDH / Jessica Orellana
Esta técnica se caracteriza por su decoración al negativo y por el color del engobe (arcillas coloreadas que se aplican a la cerámica para obtener matices, texturas o volumen) que varía del anaranjado al amarillo, llegando a tonalidades beige, según explicó el director del MUA. El tinte del engobe puede cambiar a rojo claro o un tono rosado, predominando los motivos de líneas onduladas y paralelas.
Para los estudiosos resulta enigmática por la tecnología que las antiguas civilizaciones utilizaron para crear la decoración al negativo. Hasta la actualidad, aún no se ha logrado determinar qué tipo de sustancia se usó para conseguir este efecto.
Según detalla Amaroli, el primero en preocuparse por esta técnica fue el arqueólogo estadounidense Samuel K. Lothrop, quien la conoció mientras realizó investigaciones en suelo salvadoreño en 1920.
“Posteriormente, notó su presencia en Guatemala, y al escribir más extensivamente sobre ella, la bautizó como decoración Usulután (por darle un nombre salvadoreño), que es el término que se emplea comúnmente en la arqueología mesoamericana para está técnica”, añadió el arqueólogo.
Desde el estadounidense, son varios los investigadores que han especulado y experimentado sobre la sustancia que se aplicaba a la cerámica para lograr las líneas claras (casi color crema sobre anaranjado) en este tipo de decoración.
Hay lozas que presentan formas zoomorfas y otras antropomorfas. Foto EDH / Jessica Orellana
“Se ha propuesto cera de abeja, yeso y grasa, y los experimentos dan variables grados de semejanza a los ejemplares antiguos. En mi opinión, era alguna grasa de origen animal, ya que casi siempre se observan huellas de manejo de las vasijas decoradas. Es decir, además de las líneas mencionadas, se observan huellas de dedos en la orilla de las vasijas que muy satisfactoriamente ‘calzan’ con los dedos de uno al sostenerlas. Esto indica que la sustancia resistente se adhería ineludiblemente a los dedos como una grasa, y no como cera o yeso. Y en experimentos que realizamos con la alfarera Julia Barillas, empleando grasas de animales nativos, se obtuvieron excelentes resultados”, detalló el arqueólogo de Fundar.
No obstante, aún no se ha logrado determinar qué tipo de sustancia fue la que utilizaron las antiguas civilizaciones.
Los estudiosos sí han llegado a confirmar que esta cerámica del tipo Usulután fue muy apreciada y comercializada en Mesoamérica.
Quienes visiten el MUA podrán apreciar las piezas prehispánicas agrupadas según sus formas y ornamentaciones, cerámicas que para el museógrafo Óscar Batres son únicas y muy hermosas. Para él, esta técnica llegó a obtener una calidad muy depurada.
Sermeño, por su parte, indica que se ha identificado un “desarrollo técnico por más de 550 años de tradición de un mismo estilo cerámico, lo que permitió su perfección y dominio”.