Buscando un mecanismo de defensa personal, Josué Rivera conoció el boxeo. Ahora, este deporte se ha convertido en un estilo de vida, con grandes satisfacciones convertidas en títulos y grandes enseñanzas para ser, además de buen atleta, una mejor persona.
Fuera del cuadrilátero, el originario de Cojutepeque es un estudiante de bachillerato, con la idea de llegar a la universidad como ingeniero en mecatrónica.
En resumen, Rivera no llegó a este deporte, el boxeo lo encontró a él, a través de dos personas: el sargento Carlos Bonilla Presa y Gerson Linares, presidente de Asabox.
“Estudiando octavo grado, conocí a un buen amigo, quien era director departamental de transito, el sargento Presa. Nos llegaba a dar charlas de prevención contra la violencia. Mi mamá habló con él, para que me enseñara a pelear, porque en ese entonces estaba un poco inseguro Cojutepeque. El sargento invitó a otra persona y así fue como conocí a Gerson Linares, quien me vio actitudes para este deporte y me invitó a entrenar”, cuenta Rivera.
Pero aunque el objetivo era aprender a defenderse, agradece que “hasta el momento no lo he utilizado con ese fin”.