Silvia Isabel Moz es originaria del municipio de La Libertad, tiene 47 años de edad, de los cuales buena parte los dedicó a vender fresco en el mercado.
El negocio lo aprendió de su madre y con lo poco que ganaba sacó adelante a sus dos hijos; sin embargo, nunca estuvo conforme con esa actividad.
A los 40 años decidió tomar un curso de masoterapia, ya que asegura que siempre quiso masajear los pies de las personas, para dar un alivio y además ganar más dinero.
“Me gusta dar masajes en los pies, esos pies cansados y mucha gente no busca aliviar sus dolores o su cansancio y el masaje es buenísimo para eso, pero además yo buscaba tener más ingresos. Yo sabía que venir aquí a ofrecer masajes me iba a dar más plata”, dice Silvia con entusiasmo en la playa El Tunco.
Así aprovechó la oportunidad de un curso de masoterapia que impartió el Instituto de Formación Profesional (Insaforp) y su vida cambió.
Silvia no puso una sala de masajes, ni alquiló un local para dar su servicio. Ella toma su crema de masajes y se va todos los días entre las 4 y las 6 de la tarde a la playa El Tunco y camina entre los turistas ofreciendo sus masajes.
“Masajes, quieren masajes, massages friends, massages”, así recorre la playa una y otra vez, ofreciendo sus servicios a los turistas con quienes además ha aprendido un poquito de inglés, portugués, francés y hebreo.
“A mí me encanta ahora mi trabajo y no me da pena andar en medio de los turistas ofreciendo lo que hago, ya que ellos incluso se alegran de verme porque sienten alivio cuando les doy su masaje”, dice.