En un hecho sin precedentes en la historia contemporánea de El Salvador y usando al Ejército, a la Policía y a las fuerzas antimotines, el presidente Nayib Bukele se tomó la Asamblea Legislativa y desde el Salón Azul les advirtió a los diputados que, si en una semana no aprueban el préstamo de $109 millones que quiere para la Fase III del Plan Control Territorial, le dará el poder al “pueblo” para que se tome el Congreso.
La medida fue repudiada incluso por diputados que se han mostrado afines con el gobernante e incluso la organización internacional de derechos humanos Human Right Watch la calificó como “una demostración de fuerza bruta”.
El Consejo de Ministros convocó el jueves a la Asamblea para una plenaria extraordinaria, este domingo, cosa que recibió el rechazo de los legisladores porque no había una emergencia que la justificara más que la discusión de la aprobación del crédito.
En un sorprendente despliegue de efectivos militares y policiales con armas largas y con una multitud de partidarios, Bukele llegó al son de la Marcha Presidencial y se sentó en la silla del presidente del Congreso y se puso a orar con las manos en el rostro, después de lo cual dijo que “Dios le pidió paciencia”.
“En febrero de 2021 todos los sinvergüenzas de la Asamblea van para afuera. Les pido paciencia y si estos sinvergüenzas no aprueban esta semana el dinero del Plan Control Territorial nos volvemos a reunir acá el próximo domingo”, manifestó Bukele ante una multitud que desde temprano de la mañana de ayer lo esperaban en respuesta a la convocatoria de “insurrección” que lanzó el jueves pasado.
La presencia de Bukele en la Asamblea estuvo marcada por un preámbulo de restricciones y agresiones a periodistas por el dispositivo de seguridad, y de denuncias de diputados de ARENA y del FMLN de “acoso” y “persecución” por parte de fuerzas policiales y militares.
Bukele militarizó desde el sábado los alrededores del Palacio Legislativo, pero ayer ocurrió lo impensable, incluso, para los diputados de GANA, del PCN y algunos de ARENA, como Felissa Cristales y Milena Mayorga, que han mostrado su férreo apoyo a la petición de Bukele.
Los militares tomaron el control total del recinto legislativo y desautorizaron a los responsables de la seguridad de la Asamblea, algo que lamentó Reynaldo Cardoza, del PCN, encargado de la seguridad del Palacio Legislativo.
“Incluso con la Policía hablamos que esto no tenía que pasar, porque de buena fe estamos aquí. Lamentamos la situación que ha ordenado el señor ministro, porque esta situación la ha ordenado el señor ministro de Seguridad y no entendemos por qué. Aquí en la Asamblea Legislativa no hay ninguna persona que sea delincuente o que quiere agredir a alguien”, reaccionó Cardoza.
La cara de asombro y de miedo fue evidente en los diputados cuando un pelotón de antimotines irrumpió en el Salón Azul hasta donde está la mesa principal de la Junta Directiva.
El director de la Policía, Mauricio Arriaza Chicas, corrigió después de que se trató de un “error” en la orden que les habían dado para dar protección a Bukele.
“Ustedes pueden observar que ellos (los efectivos) se fueron para la parte del frente del Salón Azul. Quizás ese sí fue un error que ellos en su maniobra la hicieron, pero luego ellos ya están ubicados en el lugar que le corresponde. Es parte del Estado Mayor presidencial. Acuérdense que al señor presidente de la República cuando llega a cualquier lugar la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO) le proporciona seguridad, ya sea cercano o lejano”, justificó Arriaza.
Pero la indignación se apoderó de algunos diputados que dijeron no soportar este abuso.
Cristales se retiró del Salón Azul, al ver cómo ingresaban decenas de soldados, policías y personal de la UMO, quienes desde antes que Bukele llegara a la Asamblea, habían desplazado a los encargados de la seguridad legislativos para tomar el control total del recinto.
“Ver que el Ejecutivo se está tomando la seguridad de la Asamblea es prestarse a un juego en el que no estoy de acuerdo. Como la salvadoreña libre que soy, me retiro. El Salvador es un país al cual su democracia le ha costado sangre. Ningún salvadoreño puede estar de acuerdo con esto. Con la democracia no se juega”, sentenció Cristales.
Y se fue del Salón Azul antes de que Bukele ingresara al sitio.
Mientras que Mayorga, quien también ha mostrado simpatía y apoyo al presidente Bukele, dijo en su Twitter: “De buena voluntad estoy en la Asamblea, no necesitamos militares para legislar. Estoy sorprendida igual que ustedes, apoyé la convocatoria que es legal, constitucional el Consejo de Ministros, sin embargo no lo puedo negar, los militares nos han asustado”, acotó.
Una oración
Después de incitar a sus seguidores en las afueras de la Asamblea, la intervención de Bukele en el Salón Azul fue breve. Allí lo esperaban un poco más de veinte diputados de GANA, PCN y algunos de ARENA.
Se sentó al lado del segundo vicepresidente de la Asamblea, Guillermo Gallegos, de GANA, quien minutos antes había declarado que no se trataba de una plenaria extraordinaria la que se realizaría, pues así lo anunció Bukele, una convocatoria ordenada por el Consejo de Ministros, amparándose en el artículo 167 de la Constitución.
Gallegos explicó que era un “acto de recibimiento” a Bukele, ya que no tenían ni convocatoria oficial del presidente de la Asamblea, Mario Ponce, del PCN, ni los 43 votos para instalarla. La plenaria ordinaria está convocada por Ponce para este día al mediodía.
“Vino a hacer una oración para la decisión que iba a tomar nuevamente, pues nosotros por cortesía y por ser el Presidente lo hemos recibido. Hemos firmado un acta en la que hacemos constar los diputados presentes. Atendimos la convocatoria de ministros y el presidente no dejó nada. El presidente oró, yo estaba a la par de él y después salió”, comentó Gallegos.
Al llegar al Salón Azul, Bukele felicitó a los diputados que se habían hecho presentes y dijo: “Ahora creo que está muy claro quien tiene el control de la situación y la decisión que vamos a tomar ahora la vamos a poner en manos de Dios. Vamos hacer una oración”.
Se sentó, colocó sus manos en su rostro y oró durante varios minutos, después alzó su cabeza, miró al techo y sin decir una sola palabra, se levantó abruptamente de la silla y pasó de largo ante todos los diputados, que miraban atónitos su retiro.
Regresó a la tarima en donde aún lo esperaban los ciudadanos convocados y les dijo que tuvieran paciencia, que eso era lo que Dios le había manifestado en su oración, no sin antes decirles que los diputados tenían una semana como plazo para aprobar el préstamo.