Hacinamiento dificulta control de las enfermedades virales

En 2019 hubo un alza en casos de tuberculosis y paperas, que se contagian en sitios hacinados. En el 40.9 % de hogares hay esta condición.

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En Centros Penales hubo un brote de enfermedades virales y bacterianas en 2019, debido a las condiciones de salubridad y hacinamiento en estos sitios. Foto EDH / Archivo

Por Rafael Mendoza López servicios@eldiariodehoy.com

2020-02-02 5:45:59

En 2019, la tuberculosis y las paperas pusieron en jaque al sistema de salud. Estas enfermedades virales o bacterianas hallaron terreno fértil gracias a un factor social que en El Salvador no es desconocido: el hacinamiento.

De acuerdo con informes de la Dirección de Vigilancia Sanitaria del Ministerio de Salud, el año pasado se reportó un incremento del 887 % en los casos de paperas o parotiditis, es decir que se reportaron 2,289 diagnosticados contra 232 que se detectaron en 2018. Ante estos números, médicos infectólogos pidieron que se decretara epidemia por la enfermedad.

Del mismo modo, en los centros penales se suscitó un brote de tuberculosis y se reportó un total de 403 reos con la enfermedad. Incluso, un interno del penal de Zacatecoluca, conocido como Zacatraz, falleció en agosto del año pasado por la enfermedad. También la Academia Nacional de Seguridad Pública (ANSP) se vio obligada a suspender un curso de acenso ante el brote de algunos casos.

¿El factor común? Ambos virus circularon con mayor facilidad en los lugares donde hay más concentración de personas. De acuerdo con infectólogos, esto también sucede donde hay altas concentraciones poblaciones.

A juicio de Lourdes Dueñas, infectóloga del hospital Bloom, las enfermedades que se transmiten por secreciones de las vías respiratorias crecen en condiciones de aglomeración. “Por eso se ha visto que en las cárceles ha proliferado mucho la tuberculosis. Las cárceles cumplen todo lo que la bacteria de la tuberculosis requiere, que es la humedad, la oscuridad, el hacinamiento, la malnutrición y estar en lugares estrechos y hacinados”, aseguró.

A esto se suma que el modo de contagio en esta condiciones puede ser por tres vías: aérea, por gotitas o por contacto. En los dos primeros casos, la diferencia es el tamaño del virus o las bacterias, explicó Dueñas.

“Cuando generalmente son virus o bacterias que miden menos de 3 micras, eso quiere decir que cuando uno tose o expele las partículas estas van a caer a menos de un metro o metro y medio al suelo; esas se consideran transmisión de gotitas, porque solo al ponerse a una distancia de más de un metro entre la persona enferma y los demás, nosotros evitamos el contagio”, detalló la especialista. En este grupo, sostuvo, entran todos los tipos de influenza y las paperas.

En este caso los virus o bacterias pueden durar hasta tres horas en el ambiente, lo que provoca que una persona se contagie incluso si entra minutos después a una habitación donde una enfermo haya tosido.

“Estas enfermedades, como la tuberculosis, el sarampión, herpes zóster, tienen que tener ciertas restricciones, las personas tienen que ser aisladas en cuartos individuales porque el virus va a alcanzar grandes distancias y aunque no estemos en la misma habitación, puede ser que nos contagiemos si la puerta está abierta, por ejemplo”, explicó Dueñas.

Mientras, las de contagio por el aire son menores de tres micras y eso le permite al virus o la bacteria permanecer por mucho más tiempo en el ambiente y alcanzar distancias mayores de los dos metros, lo que genera un contagio con mayor facilidad, detalló Dueñas. En este grupo están la tuberculosis, la varicela, herpes zóster y el sarampión.

En tercer lugar, explicó la infectóloga, el contagio por contacto también puede suceder cuando una persona toca una superficie infectada y se lleva las manos a la boca o se frota los ojos, esta última una forma de contagio que ya se ha reportado incluso en casos como el coronavirus de China.

Hacinamiento en viviendas

La Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) evalúa la calidad de vida de los salvadoreños, y uno de los indicadores que registra es cuando una vivienda presenta hacinamiento, que entre otras problemáticas contribuye al contagio de las enfermedades respiratorias.

En la edición de la EHPM de 2018 se identificó que el 40.9 % de los hogares vive en condiciones de hacinamiento. En otras palabras, hay muchas personas en una sola vivienda o residen más de un hogar en la misma unidad habitacional.

El hacinamiento también se determina en las casas cuando hay tres personas por dormitorio exclusivo, es decir las habitaciones que el hogar destina exclusivamente para dormir.

Esto, de acuerdo con el médico infectólogo y miembro del Colegio Médico, Iván Solano Leiva, genera que el contagio entre miembros de una familia sea imposible de evitar.

Sumado a esto, el especialista ve otro factor que también juega en contra para evitar que las enfermedades virales se propaguen con facilidad. “Si me dicen lávese las manos con agua y jabón y no me llega agua, ¿cómo hago? Esos son los factores que favorecen (los contagios), aparte de los culturales”, consideró.

Solano Leiva sostuvo que los contagios son más comunes en poblaciones grandes que están alrededor de la capital.

“Tenemos grandes dormitorios alrededor de San Salvador, como Soyapango, Apopa, Ilopango, todo ese tipo de área cercana a la ciudad capital donde la densidad poblacional es elevada. Todo eso hace que este tipo de enfermedades, por la cantidad de personas que convivimos en una sola casa, sea más fácil la diseminación de este tipo de enfermedades”, aseveró el infectólogo.

Si bien para la Influenza A H1N1, el neumococo y las paperas se han establecido campañas de vacunación entre población vulnerable, este es aspecto limitado para prevenir del todo las enfermedades de transmisión viral o bacterial.

La infectóloga Lourdes Dueñas sostuvo que la vacuna BCG solo tienen efecto para otros tipos de tuberculosis que no son pulmonares. “La que con mayor frecuencia nosotros tenemos en las cárceles no se puede prevenir por esa vacuna”, dijo.

De ahí que la especialista, así como su colega Solano Leiva, remarcaran la necesidad de que en el país se cambien los hábitos de higiene entre la población, tanto al toser como mantener limpias las manos en todo momento.

“Entre más las expelemos, más capacidad tenemos de contagiar a las personas. El uso de la mascarilla, por ejemplo, es una forma de cómo limitar que esas partículas alcancen ciertas distancias, al igual que la etiqueta de la tos, poner la cara interna del codo para toser”, sostuvo Dueñas.