El Aeropuerto Internacional de El Salvador San Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, conocido popularmente como el Aeropuerto de Comalapa, abrió sus puertas al público un 30 de enero de 1980.
El primer vuelo de la compañía aérea TACA despegó de su pista de 3,200 metros de longitud con rumbo a Guatemala y en su primer día de operaciones lució abarrotado.
Su construcción, impulsada con respaldo de la cooperación de Japón, representó un éxito en esa década, no solo por el impacto económico que representaría para el país, sino porque además, se concluyó en medio de convulsionados días previos al conflicto armado.
Archivos de El Diario de Hoy recuerdan que la idea de su construcción inició en 1972, en la época del coronel Arturo Armando Molina, quien recibió una donación de $1 millón de parte del gobierno japonés como fondo inicial. Luego, el gobierno tuvo que buscar más financiamiento con bancos internacionales.
Su edificación comenzó de lleno hasta en 1978. Unos 100 empleados de la constructora japonesa Hazama Gumi trabajaron de la mano con los casi 2,000 salvadoreños que participaron en su edificación.
Paralelo al aeropuerto también se desarrolló la carretera que conecta con San Salvador y que fue inaugurada algunos años después que el Aeropuerto.
Por muchos años la terminal aérea fue considerada la mejor de Centroamérica, no solo por novedosa, sino además, porque su ubicación geográfica permitía a las aerolíneas hacer sus aterrizajes con más amplitud y seguridad en comparación a las pistas de aterrizaje de otros aeropuertos rodeados de ciudades.
Hoy día el Aeropuerto Internacional es la principal terminal aérea del país, la puerta de entrada para miles de turistas y una de las empresas estatales con más rentabilidad.
En 2019 pasaron por ella más de 3.4 millones de personas, entre pasajeros y visitantes, el mayor número que ha alcanzado hasta hoy y que ya representa una saturación en horas pico.
En el operan más de 10 líneas aéreas que realizan unos 40 vuelos diarios a distintas partes del mundo en diferentes horarios.
Tiene 23 posiciones de estacionamiento para aeronaves, 14 de las cuales poseen sus respectivos puentes de abordaje.
Según el ranking internacional 2019 de Skytrax, El Salvador es el tercer país de Centroamérica con el mejor aeropuerto, solo superado por Tocumen, en Panamá, y el Aeropuerto Juan Santamaría en Costa Rica.
Cambios
Aunque mantiene su infraestructura básica, la imagen del aeropuerto ha cambiado significativamente con el paso de los años a medida que las administraciones de la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA) han invertido en su infraestructura.
Este año el gobierno destinará más de $50 millones en la expansión de la terminal que añadirá un nuevo Edificio de Terminal de Pasajeros con la que se planea reducir la saturación de visitantes y permitir más posiciones de estacionamiento para las aerolíneas.
El Gobierno anterior también invirtió más de $40 millones en obras de modernización.
Un salvadoreño que haya viajado por última vez hace 15 años, notará con facilidad muchos de los cambios que la terminal ha tenido en los últimos años.
Más counters (área de check-in), una nueva sala de despedida con área comercial, más negocios en los pasillos contiguos a las salas de espera, más kioskos de migración, nuevas bandas para recoger el equipaje y una nueva sala para recibir a los viajeros que llegan al país son solo algunos de los cambios más notorios dentro de la terminal.
Pero los años también le han pasado factura: recientes apagones, inundaciones en épocas de lluvia son algunas de las fallas que ha presentado la terminal en los últimos años y que han obligado a CEPA a agilizar su remodelación y expansión en diferentes áreas. En 2014 se tuvo que hacer el recarpeteo de su pista principal y se renovó su sistema de radares.
Cuarenta años después el Aeropuerto tiene un nuevo reto: lograr una mayor competitividad y atraer más aerolíneas.
Roberto Kriete, presidente de la junta directiva de Avianca, la mayor aerolínea en el Aeropuerto que tiene establecido un Hub (centro de conexiones) en el país, afirma que la terminal está saturada y requiere de esa expansión que se está haciendo hoy para lograr la competitividad que requiere.
Reconoce, además, que el aeropuerto ha logrado un desarrollo gracias a que Avianca tiene su centro de conexiones en el país. “Si Avianca no tuviera su centro de conexiones, el aeropuerto estaría vacío”, afirma Kriete, pues más del 50 % de los vuelos que llegan a El Salvador son conexiones para otras rutas.
El Hub de El Salvador es el segundo más importante de Latinoamérica después de Colombia.
Potencial de crecimiento
La capacidad de desarrollo del aeropuerto aún es grande. A sus alrededores hay suficiente terreno que todavía puede utilizarse para otros proyectos.
Aeroman, el centro de servicios de mantenimiento de aviones, ha construido en ese terreno seis hangares y no descartan la posibilidad de abrir otro más en los próximos años si la demanda de mantenimiento de aerolíneas importantes como American Airlines sigue creciendo. Por su parte CEPA ha presentado ideas de que se construya un hotel cerca del Aeropuerto.
Además se está trabajando junto con Fomilenio en un proyecto para readecuar las instalaciones de la terminal de carga y construir una nueva en el lugar.
Roberto Kriete afirma que el potencial de la terminal aún es enorme pues los anteriores gobiernos fueron estratégicos al comprar suficiente terreno para desarrollarlo.
Para este reportaje se solicitó entrevistar al actual presidente de CEPA, Federico Ánliker, y obtener datos actuales de las terminal, pero la Oficina de Comunicaciones no confirmó ni remitió ninguno de los datos requeridos.