Dos de las mujeres fueron asesinadas porque, según los mareros, habían sido testigos del crimen de un policía apodado La Barbie. Foto EDH / Archivo
Declaración de testigo de Fiscalía fue deficiente
Fuentes judiciales que participaron en el juicio afirmaron que el juez de sentencia absolvió a los imputados tras argumentar “una débil investigación y sobre todo por la falta de credibilidad de parte del testigo de clave Virginia”.
El juzgador señaló que el testigo era nada más un simpatizante de la pandilla y no un marero que estuvo presente en todos los hechos como lo intentó reflejar en la vista pública.
Indicó que el testimonio de Virginia era totalmente diferente al de otro testigo que el ministerio Público presentó, que fue identificado como clave Mateo.
Por su parte, la abogada, Amanda Contreras, explicó que en la investigación faltó corroborar otros datos periféricos y no solo descansar la investigación en la declaración de un testigo como lo hace casi siempre la Fiscalía.
En uno de los hechos, la testigo Virginia dijo que la víctima había sido asesinada con arma blanca, pero los peritos de la policía encontraron casquillos de bala en la escena.
“La investigación fue muy débil. El testigo dijo que muchas de las cosas las había escuchado vía telefónica en llamadas múltiples con otros mareros, pero la Fiscalía no presentó el vaciado de llamadas de los celulares decomisados, la activación de antenas, la prueba tecnológica. Este es el resultado cuando se procesa a una redada de pandilleros y no se investiga adecuadamente”, criticó la profesional.
Tras el fallo, el cual se realizó recientemente, la mayoría de pandilleros recobraron su libertad, solo un pequeño grupo seguirá preso por otros delitos que ya habían sido condenados.
Temor de vecinos por regreso de pandilleros
Los pandilleros volverán a San José Villanueva donde delinquieron por más de seis años, según los registros policiales.
Entre esos lugares tomados por los mareros están el cantón Las Dispensas, caserío San Paulino, barrio El Calvario, caserío La Estancia, colonias La Vega 1 y 2, Las Haradas, El Espíritu Santo, La Escalón, El Palomar, San Juan Buenavista y varias zonas del municipio de Huizúcar, entre ellos, el cantón Amaquilco y La Esperanza.
Antes de ser capturados, los pandilleros delinquieron en una gran parte del casco urbano del municipio de San José Villanueva y de varios cantones y caseríos.
El lugar también lo usaron de corredor para llegar hasta Huizúcar, Rosario de Mora, Zaragoza, entre otros zonas. Según la policía los sujetos huyen hacia esos lugares cuando cometen sus fechorías.
En las últimas semanas la policía ha registrado varios asesinatos entre el límite de Huizúcar y San José Villanueva, sin embargo, por la poca investigación que se ha realizado de los crímenes, aún no se ha determinado si los pandilleros que salieron en libertad son los responsables.
Los habitantes que la zona aseguran que en el lugar se ha vivido con una aparente calma, pero siempre quedaron pequeños grupos de mareros.
VIOLENCIA
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Las fuentes policiales del municipio de San José Villanueva aseguran que esa es la cantidad de pandilleros que operan en la zona desde hace varios años. Tienen presencia en todos los cantones y casco urbano del lugar.
Prueba de ello es que en abril de 2019, el soldado Kevin Ramírez Umaña, fue asesinado en el cantón El Tula. La Policía dijo que los mareros de la zona cometieron el ataque.
Para lograr condenar ante un juez a la estructura de la MS, la Fiscalía buscó a un testigo con clave Virginia, quien era originario del municipio de Cuisnahuat, Sonsonate y llegó al cantón San Paulino en 2014. Vivió en principio con sus abuelos y luego decidió pertenecer a la MS.
El declarante afirmó ante el juez que primero era simpatizante de la pandilla, pero luego fue parte de la estructura. Asegura que los pandilleros movían marihuana, armas de fuego, extorsionaban a vendedores de golosinas, tiendas y unidades de transporte.
La clica era liderada por un sujeto apodado El Pacún, un pandillero que fue formado en la comunidad San José del Pino y fue él quien empezó en San José Villanueva a formar la estructura delincuencia.
Los mareros comenzaron a reunirse en la referida comunidad atrás de una vivienda que colindaba cerca de una presa.
Pero luego, se trasladaron hacia el municipio donde comenzaron a cometer delitos y a tomar el control total de la zona.
El testigo Virginia ha identificado a Mario Alberto Maldonado Arias, alias El Ganster o Clon, como uno de los mareros sospechoso de cometer los asesinatos de las cuatro mujeres.
También a Hernán Alexander Melara, (a) Punche, ambos pandilleros fueron los fundadores de la clica junto al marero alias Pacún.
Los asesinatos de las mujeres que seguirán en la impunidad
Para matar a Juana Roselia Gómez López, de 45 años, los mareros la pasaron controlando por varios días cuando la señora regresaba de dejar a una niña a la escuela.
Ese 27 de septiembre de 2017, los sujetos pasaron fumando marihuana desde muy temprano. Cuando la víctima caminaba por la calle principal, uno de los sujetos sacó una pistola 45 milímetros y le disparó varias veces en la espalda y tórax.
Luego otro sujeto sacó un corvo y le realizó varias heridas a pesar que la víctima ya estaba muerta por los balazos, según declaró el testigo.
El sujeto expresó ante el juez, que doña Juanita era una mujer de buen corazón, pero los pandilleros creían que era informante de la policía porque se llevaba bien con ellos. Hace varios años, los mareros también le habían asesinado a una hija.
Dos días después, los mareros mataron a Magdalena Segura Aguirre, de 34 años, cuando había salido de su casa frente a la iglesia Universal. Era la 1:00 de la tarde cuando los pandilleros la mataron.
“La Mara Salvatrucha vieja rata”, expresó el sujeto al tiempo que le disparó ocho veces con una pistola calibre 9 milímetros.
A Magadalena también la mataron por la misma razón que a Juana, ya que los sujetos creían que era informante de la policía. Tres años después hay incertidumbre en la zona y cuatro homicidios sin castigo.