El Foro Económico Mundial se reúne anualmente en la ciudad suiza de Davos. Ahí los líderes mundiales tratan y proponen soluciones para temas de importancia mundial como el cambio climático y la sostenibilidad de las empresas…
Por mi dedicación a la consultoría, estudié el “Manifiesto de Davos del 2020” y aquí lo más importante sobre la visión del FEM sobre una empresa sostenible a largo plazo, que dice:
El propósito de las empresas es colaborar con todas sus partes interesadas en la creación de valor compartido y sostenido en bien de sus empleados, clientes, proveedores, comunidades locales y la sociedad en general. El mejor camino comprender y armonizar sus intereses parte de un compromiso común sobre las políticas y decisiones que refuercen la prosperidad a largo plazo de las empresas.
Una empresa cumple con sus clientes ofreciéndoles una propuesta de valor que encaja perfectamente con sus necesidades. Acepta y respalda la competencia leal y la igualdad de condiciones. Muestra tolerancia cero ante la corrupción. Vela por la fiabilidad y la confiabilidad del ecosistema. Comparte plenamente la funcionalidad de sus productos y servicios con sus clientes, también las implicaciones adversas o las externalidades negativas.
Trata a su personal con dignidad y respeto. Respeta la diversidad y aspira a la mejora continua de las condiciones de trabajo y el bienestar de los empleados. Inmersa en continuo cambio, aboga por la continuidad del empleo mejorando continuamente las competencias y la adquisición de otras nuevas.
Considera a sus proveedores como asociados en la creación de valor. Brinda las mismas oportunidades a los nuevos participantes en el mercado. Integra el respeto por los derechos humanos en todos los eslabones de la cadena de suministro.
Cumple con la sociedad a través de sus actividades, apoya a las comunidades en las que trabaja y paga un porcentaje equitativo de los impuestos. Garantiza un uso seguro, ético y eficaz de los datos. Actúa como garante del universo ambiental y material para las generaciones futuras. Protege de un modo responsable nuestra biosfera y es pionera de una economía circular, compartida y regenerativa. Amplía incesantemente los límites del conocimiento, la innovación y la tecnología para mejorar el bienestar de las personas.
Ofrece a sus accionistas un rendimiento de las inversiones que incluyen los riesgos y la necesidad de innovar continuamente y no dejar de invertir. Gestiona responsablemente la creación de valor a corto y medio plazo en aras de la obtención de beneficios sostenibles sin sacrificar el futuro en beneficio del presente.
Una empresa es más que una unidad económica generadora de riqueza. Atiende a las aspiraciones humanas y sociales en el marco del sistema social en su conjunto. El rendimiento no debe medirse solo como los beneficios, sino también en relación con el cumplimiento de los objetivos ambientales, sociales. Los salarios del personal ejecutivo deben reflejar la responsabilidad ante las partes interesadas.
Una empresa que opera en el ámbito multinacional es por sí misma una parte interesada, junto con los gobiernos y la sociedad civil, de nuestro futuro global. La responsabilidad cívica empresarial global exige que las empresas aprovechen sus competencias básicas, su espíritu empresarial, sus habilidades y los recursos pertinentes en iniciativas colaborativas con otras empresas organismos con el fin de mejorar el estado del mundo… Hasta aquí el manifiesto 2020 de FEM 2020.
Como ven, estimados amigos, la descripción de cómo debe ser una empresa, según el FEM 2020, encaja con los planteamientos que vengo haciendo en esta columna y los que contienen nuestros diagnósticos y programas de mejora de la productividad para que además de rentables, las empresas sean sostenibles a largo plazo… Para ser más competitivo hay cosas que no se pueden posponer… ¡Manos a la obra!
Ingeniero. p.roque@gccinternacional.net