En el mundo hay tres tipos de personas: las que prefieren tomar una ducha temprano porque aseguran que es un método infalible para despertarse; las que optan por hacerlo en la noche, para disfrutar de un momento de relajación luego de un día cargado de actividades, y aquellas que no tienen horario favorito, y se bañan para combatir el frío o para aliviar el calo de verano.
Si una persona decide ducharse por la mañana, se sentirá relajada pero con la creatividad en auge. Por ende, si padece estrés o ansiedad en el trabajo, una ducha matutina podría aportar todos estos beneficios. Ahora, si la persona es más nocturna también existen beneficios para la calidad de sueño, ya que es una manera de relajarse y liberar tensión muscular lo que contribuiría a un buen dormir.
De acuerdo a una investigación realizada por el neurólogo Marcus Raichle, publicada en la revista Investigación y Ciencia, en ambos horarios la ducha además de ser necesaria, tiene múltiples beneficios como activar conexiones cerebrales.
“La red neuronal es una parte del cerebro que se activa cuando la persona se desconecta de su rutina y logra unir la información recibida del exterior con los datos almacenados en la mente. Se llega así a un estado de atención descentralizada que favorece la aparición de nuevas ideas”, destacó el investigador.
Raichle mencionó que una de las formas de llegar a la “atención descentralizada” es dándose una ducha: “al escuchar nuestra música preferida, realizar ejercicio físico moderadoo darse una ducha. Siempre y cuando estas actividades encuentren su disfrute en forma relajada”.