Los primeros seis días de la década y del nuevo año han iniciado: son días de reflexiones, balances, análisis y, sin duda, la seguridad pública y ciudadana no escapan de esta coyuntura. Hace un año, se demandaba a los candidatos a la presidencia que resolvieran el primer y principal problema de los salvadoreños, la inseguridad.
Con siete meses del gobierno del presidente Bukele, no aparece como la principal demanda para los ciudadanos, debido a que la actuación del presidente y gabinete de seguridad fue pragmática, ejecutora, y con resultados que están respaldados por estadísticas oficiales de FGR, PNC, IML, además de una excelente campaña estratégica de comunicación centralizada y que impacta en el imaginario colectivo combinada con marketing político. El año inicia con demandas de empleo, economía, canasta básica, educación.
Por lo anterior es mi respetuosa sugerencia y propuesta se consideren de manera muy especial las siguientes modalidades delictivas para desarrollar los planes y estrategias institucionales que son las que afectan principalmente a los ciudadanos:
-Es indispensable elaborar una política de seguridad nacional y desarrollo que sea del conocimiento de todos los ciudadanos para conocer hacia dónde vamos y qué podemos esperar al finalizar el presente quinquenio. La política la debemos conocer, los planes, estrategias, tácticas y otros son de exclusivo conocimiento de los tomadores de decisión del Estado.
-Homicidios: se registra una cuarta disminución consecutiva anual como país, además de un quiebre en la estadística diaria y de tasa a partir de junio 2019. Una meta razonable y alcanzable que se puede lograr para este año sería disminuir a la mitad la tasa de homicidios anual por cada cien mil habitantes, lo cual nos ubicaría abajo del promedio de toda América Latina.
-Privaciones de la libertad (desaparecidos), se registra baja en las estadísticas de denuncias el año anterior, pero no es suficiente. Es vital apoyar a la FGR, PNC y el IML para que fortalezcan sus unidades, dotarlos de tecnología de punta, mayor personal especializado, conformar equipos de búsqueda inmediata, atención integral a las víctimas y resolver la impunidad de esta tipología criminal.
-Extorsiones, se ha convertido en el negocio del presente siglo para los criminales, hay una percepción que es el delito más fácil de cometer en El Salvador. Se requiere, insisto y propongo una vez más, una «Cruzada Nacional anti extorsión» con el apoyo de todo el Estado. Es posible frenar la extorsión en 2020.
-Desplazamientos forzados internos, los ciudadanos tienen derecho al pleno goce de sus derechos constitucionales. A vivir donde han decidido, y a trabajar donde desarrollan sus emprendimientos y negocios.
-Expresiones de violencia contra la mujer y feminicidio. Durante 2019 se registra una disminución considerable sobre asesinatos de mujeres, pero la violencia feminicida continúa presente en nuestra sociedad. El machismo sigue causando daño a la familia. Hay que trabajar en los procesos de educación y formación de nuevas masculinidades.
-Hurto y robo. Afecta a los ciudadanos, golpea la economía de las familias y genera un nivel de percepción que no avanzamos. El año 2019, la PNC logró cambios operativos y planes en beneficio de la población que deberán profundizarse.
-Amenazas y lesiones. El reflejo de una sociedad violenta e intolerante, que privilegia la violencia como método de resolución de conflictos o diferencias. Los mayores delitos cometido en el año 2019.
No somos ni tenemos un país seguro todavía. El crimen organizado y pandillas existen, son una realidad y siguen haciendo mucho daño, pero hay elementos e indicadores que podemos aprovechar por medio de la planificación estratégica para lograr consolidar y facilitar el desarrollo. Seguridad primero.