Desde el punto de vista antropológico, hay partes del cuerpo humano que son llamadas “sobras evolutivas”: aquellas que no tienen ninguna utilidad para las funciones que desarrollamos en una vida moderna. Pero no siempre ha sido así.
De acuerdo a una investigación de BBC Mundo, para nuestros antepasados, lo que ahora llamamos “sobras”, eran parte importante de su organismo y cumplían una función específica (y en muchos casos vitales).
Hoy en día, no todos las conservan. ¿Te atreves a revisar cuáles tienes?
Cola ósea embrionaria

Perdimos la cola de nuestros ancentros cuando empezamos a caminar erguidos, pero todavía hoy durante las primeras semanas de gestación, el embrión desarrolla este rabillo que acaba enterrado para formar lo que hoy conocemos como el coxis.
Muelas del juicio o terceros molares

Los terceros morales ayudaban a nuestros ancestros a triturar la carne y los cereales crudos, pero a medida que empezamos a cocinar y usar herramientas, estas muelas dejaron de tener una función. No todo el mundo las tiene y en ocasiones se recomienda extraerlas.
Músculos en las orejas

Muchos mamíferos pueden mover las orejas para detectar presas o depredadores. En nuestro caso, esos músculos perdieron su sentido y hoy en día muy poca gente tiene control sobre ellos.
Palmar largo

Este músculo va desde la muñeca hasta el codo y puedes ver si lo tienes juntando el pulgar con el dedo meñique. Aunque para nosotros no tiene ninguna utilidad, a nuestros antepasados les ayudaba a ejercer fuerza para trepar árboles.
Músculo piloerector

Cuando teníamos más pelo en el cuerpo, este músculo permitía que se nos erizase y así crecer en situaciones de peligro o amenaza. Ahora el único vestigio que nos queda es cuando se nos pone la piel de gallina al sentir frío o emoción.
Pezones masculinos

¿Por qué los hombres nacen con pezones si son las mujeres las que amamantan? La razón es que el embrión, sea hembra o varón, empieza a desarrollarse de la misma forma. Cuando los testículos empiezan a formarse, los pezones ya han desarrollado.
Aún hay señales de la evolución en nuestro cuerpo, por ello las teorías de Darwin han sido muy aceptadas por los científicos alrededor del mundo.