Los dos famosos discursos de Pedro

Celebremos con regocijo el Nacimiento de Jesús, en nuestro corazón y en nuestra mente, antes que termine el año, el Jesús del cual Pedro habló a la multitud, bajo amenazas, pero valientemente, también habla a nosotros para darnos la oportunidad de un genuino arrepentimiento por nuestras faltas y la oportunidad de perseverar en demostrar su amor a Él

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Por Carlos Mena Guerra

2019-12-28 10:13:01

Inmediatamente después de relatarse los acontecimientos en los libros de los Evangelios, encontramos el libro de Hechos de los Apóstoles”, atribuido a Lucas. Su atención realmente no es dirigida a los Apóstoles en general, sino en particular a determinados personajes, especialmente al apóstol Pedro y, sobre todo, a Pablo. Es así como nos es revelado, por su medio, en los capítulos 2, 3 y 4 contenido de “los famosos dos discursos de Pedro”, cuando llegó el día de Pentecostés (la fiesta de los cincuenta días), en Jerusalén.

Entonces, este sencillo pero impulsivo Pedro, ahora pescador de hombres y bautizado por el Espíritu Santo, poniéndose en pie, junto a los otros once, alzó la voz, valientemente, inspirado y elocuente diciendo a la multitud: “…Jesús nazareno, varón aprobado por Dios, a quien vosotros aprendisteis, maltratasteis y crucificasteis, Dios lo levantó de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. De tales cosas nosotros somos testigos presenciales”. Y citando además palabras del Rey David (Sal 16.10-11), agregó: “…porque no dejarás mi alma en el Hades (sepulcro, seol) ni permitirás que tu Santo vea corrupción (descomposición orgánica). Me hiciste conocer los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia”.

La audiencia, “…al oír sus palabras, se compungió de corazón (sintieron una pena profunda por algo terriblemente mal hecho) y preguntando a Pedro y a los otros apóstoles: ¿Qué haremos?; Pedro les dijo: arrepentíos y bautícense cada uno en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados y recibiréis el don del Espíritu Santo”, por cuanto esta promesa es dada para todos ustedes, vuestros hijos y para todos los que están lejos, para cuantos el Señor nuestro Dios llame. Y los que en ese momento recibieron su consejo fueron bautizados, y eran como tres mil (3,000), y perseveraron en la doctrina enseñada, en la comunión, en la partición del pan y en las oraciones.

Acto seguido, mientras Pedro y Juan subían al Templo, tuvieron la oportunidad de encontrarse con un hombre cojo de nacimiento al cual dijeron: “No tenemos plata ni oro, pero lo que tenemos te damos: En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda”. Y aquel hombre fue sano en ese mismo instante. Pedro dirigiéndose nuevamente a la multitud dijo: “¿…por qué ponéis los ojos en nosotros? El Dios de vuestros padres ha glorificado a Jesús, “…al autor de la vida, por la fe en su nombre concede sanidad (al cuerpo y del alma). … Ahora hermanos, sé que por ignorancia lo crucificasteis. Dios ha cumplido lo que había anunciado. Así que, arrepentíos para que sean borrados vuestros pecados y os venga tiempo de consuelo”. Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijera a fin de que cada uno se convierta de su maldad. En esta ocasión fuero cinco mil más (5,000) los que creyeron.

Celebremos con regocijo el Nacimiento de Jesús, en nuestro corazón y en nuestra mente, antes que termine el año, el Jesús del cual Pedro habló a la multitud, bajo amenazas, pero valientemente, también habla a nosotros para darnos la oportunidad de un genuino arrepentimiento por nuestras faltas y la oportunidad de perseverar en demostrar su amor a Él y a nuestros prójimos.

¡FELIZ NATIVIDAD DE JESÚS EN 2019 y ESPERANZA PARA 2020!

Militar y economista.