VIDEO: Alexander Reyes, de sobreviviente de masacre a fabricante de guitarras
El salvadoreño que se salvó de morir en El Calabozo, San Vicente, no teme a ningún reto. Desde muy joven aprendió el arte de construir guitarras y en la actualidad sus instrumentos suenan dentro y fuera de El Salvador.
San Esteban Catarina, en San Vicente, fue una zona duramente golpeada por el conflicto armado salvadoreño. Muchos de sus habitantes migraron para salvarse de la ola de violencia y cientos más se sumaron a la lista de víctimas mortales.
Alexander Reyes tenía 3 años cuando se unió a los grupos de civiles que acompañaban a la guerrilla. Su padre fue combatiente.
No cumplía los 5 años cuando su tío lo sorprendió la noche del 21 de agosto de 1982 para huir de El Calabozo, a orillas del río Amatitán.
Pese a su corta edad, en su mente quedaron grabados los gritos de las mujeres, niños y ancianos que conformaban el grupo de civiles masacrados. “Todo el día combatió la guerrilla con el ejército. Entrando la noche, un tío se dio cuenta (de lo que iba a pasar). Llegó por nosotros. Estaba yo, mi mamá, mi abuela y la esposa de mi tío. Nos sacó de allí. Como a las 7:00 de la noche, solo oía los gritos de la gente que estaban matando y el sonido de las metralletas (sin parar)”, recordó el vicentino, ahora residente de Zaragoza, en La Libertad.
Alexander no solo se salvó de morir en El Calabozo, también se escapó de una anemia profunda que adquirió durante esa época de clandestinidad. “No podía caminar ni 50 metros cuando caía al suelo”, rememoró. El padecimiento fue el resultado de semanas sin comer, sosteniéndose solo con agua de río. Con su mamá y abuelos, se alimentaban cuando lograban hacerse de maicillo o maíz para tortillas, y unos guineos majonchos que la abuela convertía en sopa, agregando “manteca Nieve”.