FAS celebrando su título de la temporada 1994-1995. Foto/Captura de pantalla
¿Y por qué comento mi primer recuerdo que tengo como fasista? Me emociona saber que después de tantos años este domingo existirán muchas historias como esta que les compartí de niños que, por primera vez, podrán vivir un momento que marcará sus vidas. Porque si bien FAS llegó a su ultima final en 2015, y logró un par más en años anteriores, las nuevas generaciones han tenido que vivir ya 10 años de no ver al “rey de copas” celebrar un título.
Y esto implica, sin duda, soportar humillaciones, burlas y demás. Porque si hay algo que los santanecos presumimos en exceso es el tener al mejor equipo del país, y claro está: ser “dos veces perfectos”.
Pero presumir todo esto, sin títulos, no es fácil, por lo menos en mi caso me defiendo diciendo que a pesar de 10 años sin títulos no ha habido ningún equipo que nos supere en ser el equipo más galardonado del país. Y también presumo mucho que FAS tiene a la mejor barra que existe. Pero hay que reconocer que no ver los títulos, teniendo un equipo tan grande, una afición tan leal y entregada, es doloroso.
¿Pero qué hace diferente a este FAS con el de 2015 y las finales anteriores? Porque ahora, hay más expectativa de si el rival es quizás más difícil del de 2015. Si somos honestos, Alianza anda en un gran momento y es el favorito para muchos, tiene muy buen plantel, una gran afición y los últimos años ha estado en siete finales. Cartel suficiente para pensar que tiene de cara un partido con la balanza un poco a favor.
Pero este FAS ha logrado lo que otros equipos no han tenido, con el respeto que merecen tanto jugadores y técnicos anteriores. Estuvo noveno en la tabla, logró finalizar segundo e hizo dos partidos de semifinales de entrega total, donde se dominó el juego por completo.
Lo que la afición está premiando es la entrega. Esa garra que no se veía en mucho tiempo en los jugadores, el sentir que los jugadores llevan al equipo en el corazón tanto como lo llevamos los aficionados. Ver jugar a Ibsen Castro, Diego Chávez, Guillermo Stradella, Brayan Gil y, en general, a todo el equipo emociona a cualquiera, te hace creer que el domingo se acaban estos 10 años, te ilusiona al punto de pensar que ya está hecho todo.
Y si me preguntan que si creo que el FAS va a quedar campeón, mi respuesta es: ¡SÍ! Creo que el equipo saldrá a proponer y a dejarse el alma. Y si el título no se logra, porque como deportista sé que estas cosas pueden pasar, habrá que reconocerle al rival el logro y darle las gracias a nuestros jugadores por darnos la oportunidad de ilusionar a muchas generaciones que se unirán.
A los más pequeños que verán por primera vez a FAS en una final, a los que lo vieron campeón en 2009, a los que vimos a Bentos bailar sobre el marco en el 2003, a los que disfrutaron al FAS del Mágico y a “el Avión” Casadei, y que aún podrán ver esta final, decirles que disfrutemos del fútbol, y por supuesto: ¡QUÉ VIVA EL FAS!