¿Qué tipo de analfabeto es usted?

¿A quién le conviene que gran parte de la sociedad esté en las estadísticas de los elevados índices de analfabetismo funcional, mediático e informacional?

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Foto Por Istagram / @jacky_maldonado12

Por Carlos Domínguez

2019-12-07 7:12:50

Desde hace muchos años diferentes investigaciones académicas han mostrado resultados poco alentadores respecto al hábito de lectura entre la población en general y jóvenes en particular. En el 2003 una encuesta de la Organización de Estados Americanos para la Educación, Ciencia y Cultura (OEI) reveló que en El Salvador 44 de cada 100 personas no leía nunca o casi nunca. Su alimento intelectual era nulo.
En 1915, el maestro Alberto Masferrer escribió “la mitad de los salvadoreños no sabe leer ni escribir. De la otra mitad, la mayoría no lee nunca si no es una media docena de libros más dañosos que útiles, como el Oráculo, Magia Blanca y otros semejantes. Así resulta que la población, en su mayor parte, se nutre con supersticiones, ideas gastadas, prejuicios y consejas” (Leer y escribir).
Los diferentes gobiernos asumen como un logro hacer frente al analfabetismo —prefiero usar esa expresión y no la muletilla “combatir”—, lo que es muy importante; pero poco se hace para actuar ante el analfabetismo funcional; y aun hacerlo es una acción muy básica.
Sin entretenerle a usted que muy gentilmente lee este escrito, existen opiniones que plantean que hay una limitación grave desde el uso del término “analfabetismo”. Esta consiste en que todas las posibles lecturas y escrituras se reducen al código alfabético y no toma en cuenta la diversidad de formas de comunicación que son percibidas por los sentidos, como los sonidos, los ruidos, los colores de los frutos (que indican si están listos para ser consumidos, por ejemplo).
El pedagogo Paulo Freire dijo que para que se vuelva vida, la lectura de lo alfabético debe regresar al universo. De modo que un individuo alfabeto tiene experiencia en lectura y escritura en códigos varios como la naturaleza, los gestos, los vestuarios, colores, por ejemplo.
Ha sido reconocida la necesidad de que se haga un nuevo planteamiento conceptual de analfabeto. Se está frente a un adulto carente de lecturas y escrituras, pero conocedor de otras formas de comunicación. La categoría de analfabeto integra códigos alfabéticos, imágenes y la oralidad.
Es una ampliación necesaria que implica reconocer códigos semiológicos, lo que se enriquece con los medios de comunicación social. Desde hace mucho el libro no es el único que socializa, porque tales funciones las comparte con la radio, la televisión y las redes sociales.
No es suficiente saber leer y escribir, sino comprender lo que se lee. En el contexto de hiper información a la que tenemos acceso, esto es más que necesario. Naciones Unidas ha destacado la necesidad de promover la alfabetización mediática e informacional, de modo que los consumidores, la audiencia, tengan herramientas que le permitan ser crítico respecto a los contenidos, y a tomar decisiones con fundamento, y no por rumores o especulaciones.
Esta alfabetización reconoce el rol de la información y de los medios de comunicación en cuanto elemento de la libertad de expresión y de acceso a la información. Es un proceso dinámico, al que no se le ha dado la importancia debida. ¿A quién le conviene que gran parte de la sociedad esté en las estadísticas de los elevados índices de analfabetismo funcional, mediático e informacional?

Periodista.