La labor altruista de dos médicos mexicanos, María Guadalupe Martínez Mendoza y Ramón Manuel Alemán Navas, ha visibilizado y reconstruido las sonrisas de más de 970 niños y adultos durante nueve años a través de una cirugía maxilofacial a las personas que padecen de labio y paladar hendido.
Por medio de su labor altruista, los especialistas brindan atención integral a las personas que padecen estas malformaciones con una cirugía maxilofacial, transporte y alimentación, durante el tratamiento y después de él.
El impacto psicológico y social que causa este tipo de cirugías en los niños y sus familias es la causa que ambos especialistas fueran reconocidos como Mexicanos Distinguidos por la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Instituto de los Mexicanos en el Exterior.
“Con la entrega de esta distinción, el Gobierno de México reconoce la trayectoria de mexicanos que por distintas razones han decidido vivir fuera de su país y que desde sus comunidades de destino siguen poniendo muy en alto el nombre de México”, describió el embajador de país, Ricardo Cantú Garza, al resaltar la labor altruista.
Los galardonados iniciaron su labor en el país desde el 2007. Son destacados cirujanos maxilofaciales que han sobresalido en su ámbito profesional por los diversos artículos publicados en revistas especializadas, además de brindar conferencias en seminarios y congresos internacionales.
“Este reconocimiento representa la voz y visibilidad de todos nuestros pacientes, 1 de cada 700 niños vivos nacidos padecen labio y paladar hendido. A lo largo de estos 12 años nos dimos cuenta que no era suficiente para sus cirugías y así decidimos apoyar a las familias más pobres con necesidad de transporte y alimento”, explicó María Guadalupe Martínez Mendoza, durante su intervención.
La filantropía une a esta pareja de médicos maxilofaciales que manifestaron que seguirán trabajando por apoyar a más familias de escasos recursos porque “el impacto (cirugía) no solo al niño de transformarlo física y psicosocialmente, sino que para las familias también es salud. El nacimiento de un bebé con este padecimiento puede generar muchos cambios familiares y algunos pueden ser traumáticos. Corregirlo genera alivio familiar, alivio para los padres y obviamente para el niño para que pueda desarrollarse socialmente, cognitivamente y eventualmente en el área laboral”, explicó Ramón Manuel Alemán Navas.
Los beneficiados con las intervenciones quirúrgicas han sido tratados en el Hospital Nacional Zacamil, por lo que su directora Yanira Josefina Zepeda agradeció el trabajo que los médicos realizan en beneficio de las personas de escasos recursos y los comparó con unos artistas que trabajan con el material más caro como lo es la piel, músculos y huesos.
“Agradezco a Dios por haber puesto a estos doctores en nuestro hospital, son unos mensajeros de amor porque no solo el hecho de tratar físicamente a alguien, sino esa calidad de servicio y me sorprende el trabajo de los doctores, al ver la transformación del niño y su sonrisa”, describió Zepeda.
Los médicos también destacaron el apoyo que reciben de otros colegas y enfermeras salvadoreños. “Nos honran que manos mexicanas al lado de manos salvadoreñas sigamos luchando y protegiendo a nuestra niñez”, dijo Guadalupe Martínez.
María dio fuerza a su voz y pudo ser escuchada hasta los 57 años
María Luisa Flores, de 59 años, de San José Guayabal en el departamento de Cuscatlán, es un ejemplo de que nunca es tarde para superar los miedos. Ella pasó medía vida bajo la sombra de no poder tratar su padecimiento de labio y paladar hendido y fue hasta los 57 años que llegó la oportunidad de tener acceso a una cirugía por medio del altruismo de Ramón Manuel Alemán, salvadoreño de nacimiento, que le propuso una intervención quirúrgica de labio y paladar hendido para que tuviera una mejor calidad de vida, que ella con temor, pero confiada en corregir su rostro y habla, dudo en aceptar.
“Cuando yo era pequeña mis papás tenían miedo que me operarán. Tenían miedo. Me decían, ‘te vas a morir’; entonces yo dejé (insistir en la operación). Hasta que conocí a los doctores por gracia de Dios, a él y la esposa”, describe agradecida por su intervención.
La operación permitió que su voz fuera escuchada. “Ahora ya puedo hablar más, la gente me entiende, antes no podía hablar mucho, ahora ya se me entienden las cosas”, describe feliz sobre las bondades de la intervención.
María vivió toda su vida con la mala costumbre de las personas adultas que se burlaran de ella.
A sus 57 años, María conserva su alma hermosa, construida con el sufrimiento por padecer labio y paladar hendido, describe Yanira Josefina Zepeda, directora del hospital Zacamil.
Según datos de Salud, a nivel mundial 1 de cada 700 niños vivos padecen de labio y paladar hendido, muchos no tienen acceso a una cirugía para corregirla.