Amalia Gladys Urquilla no se dejó derrotar cuando los doctores le diagnosticaron cáncer. Respiró profundo, asimiló la noticia y decidió seguir soñando y viviendo. Su meta es ser profesional del periodismo y lucha por cumplirla. Y para lograrlo tiene no solo que estudiar, sino también trabajar.
La joven, estudiante universitaria, con emoción cuenta que es una de las muchas sobrevivientes del cáncer.
Tiene 23 años y los últimos cinco los pasó batallando contra la enfermedad, diagnosticada como “neuroendocrino de apéndice con metástasis en el intestino”.
La situación se volvía crítica, ya que en medio de su batalla estaban las necesidades económicas, debido a que tenía que invertir en su tratamiento médico y en su formación académica.
El esfuerzo era muy grande porque tenía que llevar a la par su salud y sus estudios. Eso la llevó a vender en el mercado de mayoreo La Tiendona.
Con lo que gana, Gladys cuenta que sostiene sus estudios universitarios y otros costos.
Gladys Urquilla contó que en 2014 recibió la noticia sobre su salud: los médicos le informaron que tenía cáncer. Fue, dijo, cuando deseó con más ganas vivir con metas claras y superarse.
“En un principio me dijeron que era apendicitis y me operaron. Al mes, los médicos me notificaron que habían hecho una biopsia con la que me detectaron el tumor neuroendocrino grado tres o cáncer en el apéndice y parte del intestino”, explicó.
Aunque sostuvo que ahora está fuera de peligro, lleva un riguroso control médico cada mes.
“Pasé muchos años en tratamiento, de hecho aún estoy en control en oncología y me darán de alta, primero Dios, el próximo año”, contó Urquilla.
Luego de su dura experiencia, agarró fuerzas y deseos para ayudar a otras personas que están batallando contra algún tipo de cáncer y se incorporó a una fundación que lleva alimento, alegría y motivación a los pacientes del Hospital Rosales.
“Soy sobreviviente de cáncer y estoy segura que si yo puedo, muchas personas también lo lograrán”, dijo.
Después de terminar su técnico en periodismo, seguirá con la licenciatura en Comunicaciones, pues está convencida que así tendrá más oportunidades laborales.
Luchar por su hija
La madre de Gladys, María Ardón, contó la historia de su hija conmovida hasta las lágrimas.
Cuando se enteró del diagnóstico, sintió que el mundo se detuvo.
“Fue el peor día de mi vida, solo pensé que era su último día de vida. Además, sentí que no podía hacer nada porque estábamos mal de dinero”, recordó.
Pero lucha la dio porque era la joven quien le inyectaba ánimos.
“Es mi única hija y yo no quiero que me le pase nada malo, pero era ella quien me animaba y me decía que todo iba a estar bien”, contó.
Ambas ganaron la guerra.