Nuevos manuscritos de pandilleros que desde la cárcel pretendían ordenar a delincuentes que están en libertad cometer hechos delictivos fueron localizados este domingo en el penal de Ciudad Barrios, en San Miguel.
En el lugar, las autoridades de la Dirección General de Centros Penales (DGCP) desarrollaron en horas de la mañana una requisa, en la que reportaron entre lo decomisado dichos escritos, aunque no se ha revelado su contenido.
Según la institución, un total de 15 manuscritos o “wilas” fueron detectados. En imágenes que compartió la Secretaría de Prensa de la Presidencia aparecen custodios verificando los mensajes plasmados en bolsas de plástico transparente.

“Estamos comprometidos en seguir evitando que se atente contra la población desde las cárceles”, señaló el titular de la DGCP, Osiris Luna Meza, en un tuit de la entidad de Gobierno.
Las autoridades no brindaron detalles de qué otros objetos ilícitos fueron encontrados durante el registro que coordinaron con la Policía Nacional Civil (PNC).
De acuerdo con un comunicado de Centros Penales, durante los últimos cinco meses han desarrollado 251 requisas en el sistema penitenciario, en el que se han incautado 2,145 manuscritos o “wilas” con órdenes de pandillas. La ejecución de homicidio y extorsión son algunos de los delitos que llevan plasmados los escritos.

Hallazgos similares se han reportado en el penal de Quezaltepeque donde, entre junio y julio, las autoridades descubrieron manuscritos con órdenes para atentar contra policías, soldados y custodios.
Esos decomisos se realizaron, en ese entonces, en medio de la declaratoria de un estado de emergencia en las cárceles, como parte del Plan Control Territorial que el Gobierno desarrolla. La finalidad de la medida fue presionar a las pandillas a que cesaran la violencia en el país, cuyas órdenes, concluyó el Ejecutivo, se generaban desde las cárceles.
No obstante, los manuscritos han continuado siendo parte de los hallazgos en las requisas, uno de los casos más recientes se informó el 3 de noviembre cuando un reo que salía en libertad del penal de Quezaltepeque fue detectado que en su estómago llevaba nueve cartas para pandilleros.