Voceros del Gobierno británico han denunciado la interferencia a través de falsos mensajes, troles, difamaciones y monda y lironda desinformación, de la dictadura rusa en la política y los asuntos internos de la nación, una amenaza que aflige a muchos países.
Acusar sin fundamento, descalificar, tergiversar hechos, sacar de gavetas lo que sucedió hace años se ha convertido en una especie de plaga bíblica contemporánea, aunque en el pasado reyes y grupos contrarios echaban mano de mentiras y calumnias para debilitar al contrario y fortalecer su propia causa.
Las “redes sociales” han asumido el papel de hombres y mujeres chismosos de tiempos pasados, de quienes detrás de cortinas pasaban tiempo para ver lo que sucedía en la calle y que con frecuencia y después de agregarle unas gotas de veneno, lo convertían en la comidilla de la localidad.
Tal vez sea ello parte de la naturaleza humana, una manera de compensar en el fuero interno de muchos, complejos, frustraciones, derrotas.
Y la envidia mueve todo en esos turbios pantanos, la envidia que llevó a Caín a asesinar a su hermano Abel, el primer crimen que registra la Biblia…
En la tragedia última de Chile, agitadores que se ha denunciado que son manejados por el chavismo venezolano se dieron a la tarea de explotar y avivar resentimientos sin sentido, como es “la desigualdad” en un universo donde no hay dos hojas de árbol iguales en las inmensas selvas del Amazonas. O el clásico ejemplo de los copos de nieve; en toda la Antártica, en todas las tormentas de nieve de la Tierra no hay dos iguales.
Pero la “desigualdad” a la que se refieren las pobres envenenadas almas detrás del horror que azotó a Chile en las últimas semanas es la desigualdad entre lo que un frustrado dependiente de almacén o un mal estudiante siente con respecto a grandes profesionales y destacados alumnos de cualquier disciplina.
En su Otelo, el Moro de Venecia, Shakespeare hace de uno de los personajes del drama, Yago, la encarnación del mal, de la vileza, como Macbeth y su mujer en el drama de ese nombre.
Las brujas, personajes infernales en Macbeth, dan vueltas sobre un fogón a una olla que rebosa de repugnantes ingredientes, son la versión medioeval de los encargados por perversos regímenes y mafias de fraguar agresiones a sus adversarios…
Los precandidatos demócratas espantan con sus truculencias
Twitter ya anunció que prohibirá los anuncios políticos en su plataforma considerando que “el alcance de un mensaje político debería ser algo que se gana, no que se compra”, en tanto que Facebook no descarta poner sus herramientas al servicio de cualquier campaña sin hacerse responsable de una eventual desinformación.
Por lo general, las campañas políticas, más las del Hemisferio Occidental que de otras regiones, son un escaparate de medias verdades, difamaciones y descalificaciones, insultos con otro ropaje… la actual contienda en el Partido Demócrata para hacerse con la candidatura que enfrentaría a Trump en el próximo noviembre es toda una lindeza, además de que casi todos los candidatos espantan con sus descabelladas propuestas, siendo la peor la senadora Warren y el marxista Sanders.
Ir tras la verdad fue el afán de Sócrates, que con su ironía descubrió la razón y sentó las bases de la Civilización Occidental, el esplendoroso tesoro de las personas de bien.