Canadá, tierra de acogida para el músico e investigador Ramsés Calderón

El guitarrista e investigador salvadoreño tiene en el país norteamericano el centro neurálgico de sus trabajos creativos, que luego vierte como bálsamo sobre su añorado El Salvador. El artista reside en la provincia de Québec y trabaja por la historia musical de nuestro país y el legado de Mangoré.

descripción de la imagen
El músico e investigador salvadoreño, Ramsés Calderón, radicado en Canadá. / Foto Por EDH-Tomás Guevara

Por Tomás Guevara

2019-11-13 4:45:51

Ramsés Calderón carga la guitarra en el estuche pegada a la espalda en nuestro encuentro en Montreal, punto de reunión acordado para hablar de su vida, la música y la cultura con este creador e investigador salvadoreño que, durante 25 años, se ha dedicado a compilar partituras, documentos y cuanto registro sea necesario para estructurar la historia del quehacer musical de El Salvador.

El acogedor centro de Montreal en una espléndida mañana de otoño no podría ser el mejor sitio para vernos después de muchos años de estar en contacto a la distancia. Ramsés emigró a Canadá a finales del año 2000, después de una de las giras con el Grupo Xolotl, al que perteneció desde muy joven en El Salvador; esta agrupación musical se catapultó hacia el exterior con el repunte cultural de nuestro país de la post guerra, en la década de 1990.

Ramsés, cuyos trabajos musicales y de investigación no han pasado desapercibidos en El Salvador habla de la decisión que tomó, de la que no se arrepiente en ningún momento, porque a pesar del sacrificio de estar lejos de la familia, los amigos y del ambiente cultural salvadoreño, y sobre todo del clima tropical, Canadá, a fuerza de su propio empeño y disciplina, se ha convertido en el pilar fundamental para realizar sus obras.

“Canadá es un país que me abrió las puertas, me ha dado la oportunidad para poder contribuir con mi música, es decir: Canadá con el programa de becas que me ha dado es increíble, estas me han permitido las giras y las investigaciones, y hace dos años me catalogaron como un artista que está haciendo cambios en el arte, definitivamente aquí está mi segundo hogar, pero yo sigo comprometido con El Salvador”, comenta.

Este artista que se autodefine como compositor, músico e investigador ha tenido en su mira por más de 20 años la figura y legado de Agustín Barrios Mangoré (1885 – 1944) maestro guitarrista de origen paraguayo y nacionalizado salvadoreño, cuyo legado es indiscutible en la historia de la guitarra clásica salvadoreña.

Es más, en el marco de los 75 años de fallecimiento de Mangoré, cuyos restos descansan en el Cementerio de los Ilustres, en San Salvador, Ramsés publicó en Canadá la edición en inglés de una investigación en seis volúmenes que compila la obra y el legado del guitarrista, que por sí abona a la creación de la historia musical de El Salvador. La versión en español aún espera apoyo para realizarse.

Los tomos incluyen “El método de Mangoré”, “Estudios y duetos”, “Arreglos de otros compositores”, y los tres siguientes volúmenes compilan todas las partituras originales del legendario guitarrista que llegó a nuestro país acogido por la dictadura del General Maximiliano Hernández Martínez, que gobernó El Salvador durante 12 años (1932 – 1944) en el llamado “Martinato”.

Agustín Pío Barrios, también conocido como Nitsuga Mangoré. Foto EDH / Archivo

Durante su estancia en el país desde 1939, Mangoré fungió como profesor del Conservatorio Nacional de Música, donde instruyó con su método a 12 de sus discípulos que multiplicaron sus enseñanzas, y que perduran hasta nuestros días, entre ellos el reconocido maestro Cándido Morales (1912 – 2002) quien influyó en Calderón.

Ramsés también ha participado en los últimos años en coproducciones musicales con la Orquesta Sinfónica de El Salvador, ejercicios académicos y de espectáculo que han mostrado cómo se pueden hacer montajes donde se incluyan instrumentos autóctonos con el orquestal sinfónico.

De izq. a der.: David MacIntyre (pianista y compositor), Pauline Minevich (clarinetista y musicóloga), Edouard Minevich (violinista)y Ramsés Calderón (músico e investigador). Foto EDH / Tomás Guevara

De esto recuerda con orgullo el trabajo realizado en 2012 para celebrar los 90 años de creación de la Orquesta Sinfónica de El Salvador, cuando se hizo el montaje de la obra sobre Anastasio Aquino. Las colaboraciones han seguido en adelante, en 2013 hizo un trabajo para homenajear al maestro Irving Ramírez. Mientras que, otras coproducciones se dieron en 2014 y 2015.

“El Salvador es mi ombligo, muchos me han preguntado que cuál es mi afán de seguir pegado al país; para mí es imposible separarme y creo que estaré atado con El Salvador hasta que muera; es quizá una responsabilidad y una misión que tengo, el poder dar algo a través de la música”, comenta.

Mientras la ciudad experimenta el trajín de un despejado fin de semana otoñal, salimos del centro de Montreal para seguir la plática por las calles de esta urbe canadiense que ha acogido a otros cientos de miles de compatriotas que han encontrado aquí el pilar de sostén de sus vidas y sus familias.