El vehículo en el que se transportaba Rhonita Miller LeBarón, un Chevy Tahoe, fue el primero en ser baleado. En el automotor se conducía la mujer y sus hijos, Howard (de 12 años), Krystal (10 años) y los gemelos Titus y Tiana (ocho meses). Tras el asesinato fue incendiado. Foto/ AFP
Después de la emboscada del lunes, los habitantes decidieron que irse era lo que tenían que hacer por su propia seguridad, señaló Langford al Daily Star.
Tener que marcharse de súbito parece algo que él solo había visto en las películas pero jamás pensó que le sucedería a su familia, declaró Langford.
La mayoría de las familias se dirigen a Phoenix, y otras a Tucson. Desconocen dónde se establecerán a largo plazo, señaló Langford.
Leah Langford-Staddon dijo a The Associated Press que su madre y otra hermana, Amy, llegaron a Arizona con tantas pertenencias como pudieron subir a sus vehículos.
Angford-Staddon dijo que quienes se fueron tienen previsto repartirse entre sus distintos parientes, por ahora, aunque desearían a la larga asentarse juntos en un nuevo lugar.
“Todo el día de ayer (viernes) estuvieron empacando. Muy apurados”, dijo ella por teléfono desde Tucson, donde se encuentra en un hospital en el que se atiende a cinco niños heridos en el ataque.
Quienes se fueron decidieron rápidamente dejar sus bienes, afirmó Langford-Staddon. “Cuando hay que hacerlo se trata de cosas que pueden reemplazarse”, apuntó.
Los habitantes de La Mora habían disminuido en los últimos años porque algunos conservaban sus casas pero solo las visitaban pocas veces al año, afirmó Langford-Staddon.
Sin embargo, Langford, que creció en La Mora pero vive ahora en Dakota del Norte, dijo que no fue fácil para su familia dejar atrás la tierra que consideraron su hogar durante más de 50 años.
“Los bienes que han adquirido allá son enormes”, apuntó. “Y tener que marcharse de un día para otro y dejar todo atrás; definitivamente hay muchas personas tristes aquí”.