Tocar un interruptor de luz significó una tragedia para “Rosita”, quien pasó aproximadamente un mes postrada en la cama número 1 del pabellón de cirugía plástica en el Hospital Rosales tras sufrir quemaduras en un 80% de todo su cuerpo.
“Las piernas me duelen muchísimo, no las aguanto”, se queja la joven, de 21 años, mientras relata la tragedia.
Edith Rosibel Linares Ramos, conocida como “Rosita”, tenía poco tiempo de haber comenzado a trabajar, para ayudar a cubrir los gastos de su casa y costear sus estudios, como empleada doméstica en una vivienda ubicada en la colonia jardines del Escorial, en Mejicanos, pero su vida cambió cuando explotó un cilindro de gas en la casa el pasado 15 de octubre.
Las autoridades dijeron en ese momento que la causa de la explosión fue una fuga de gas. Rosita dice que no sabe qué fue lo que pasó y asegura que no sentía ni un olor extraño en la vivienda porque de lo contrario hubiese advertido a su jefa.
El día de la tragedia, Rosita se levantó, fue al patio por su toalla para ducharse y cuando quiso encender la luz sucedió el accidente que le ha cambiado su vida.
“Incluso una noche antes fue ella quien le hizo una pacha a la niña (hija de la dueña de la vivienda) y fue quien puso agua. Yo no sé si ella dejó abierta la cocina o qué. Cuando le pregunté me dijo que ella no se recordaba”, explicó la joven.