Karmina Salazar recuerda con alegría su trayectoria como la primera vedette de El Salvador
Hace más de 20 años, “la reina del ritmo” dejó atrás los escenarios para estudiar Derecho, Notariado, Teología y Administración de empresas y para impulsar la carrera artística de sus tres hijos.
Karmina Salazar marcó un antes y un después en el ambiente musical de El Salvador. La llamada “Reina del ritmo” revolucionó, en los años 80 y 90, la imagen que en aquel momento tenían las cantantes de las agrupaciones tropicales salvadoreñas. Pasó de ser una intérprete más a una auténtica vedette.
Luciendo pomposos vestuarios — en los que siempre destacaban un revelador leotardo, medias ajustadas y “colas” y mangas de muchos revuelos — y ejecutando coreografías con sensuales movimientos, Karmina se presentaba en fiestas y carnavales de todos los rincones del país y en el extranjero. Lo hizo como integrante del grupo Bongo y como estrella de su propia orquesta. En cada espectáculo, el público se deleitaba con su cadencioso baile y su voluptuosa figura. Y es que nunca antes en el país una cantante de música tropical se había atrevido a lucir de manera tan provocativa.