Un grupo de 15 pandilleros, que eran considerados cabecillas dentro de la Mara Salvatrucha (MS), compró, en menos de dos meses, un total de 160 fusiles de tipo AK-47, M-16, carabinas, AR-15, Galil, Fal, entre otros. Además, se armó de binoculares, tiendas de campaña, chalecos, granadas fragmentarias, uniformes, botas, arneses policiales, radios de comunicación, mochilas, ponchos, miras telescópicas, entre otros equipos de uso policial y militar.
El plan que tenía la pandilla era armar lo más posible a los mareros en las colonias, barrios y cantones en 2016, ya que pretendían cometer ataques contra jueces, fiscales, policías y soldados, luego de haber terminado la tregua pactada en marzo de 2012 con el apoyo del gobierno de Mauricio Funes.
En ese mismo proyecto, los cabecillas de la MS también tenían la misión de recolectar miles de dólares como parte de las extorsiones que realizaban a dueños de negocios y personas particulares, según consta en documentos judiciales e investigaciones de la Policía y Fiscalía durante los últimos tres años.
Para ejecutar el proyecto, la pandilla nombró a una docena de sus miembros para que realizaran toda la logística de la compra de las armas y luego movilizarlas a varios lugares del país. Los mareros conocían a personas dentro de las instituciones de seguridad para obtener las armas, según los documentos.
Según la acusación judicial C/B-13-2018 (5-3), los pandilleros Juan Francisco Parada Morán (alias) El Mongo; Víctor Manuel Linares (a) El Cuete de San Cocos; Moris Alexander Bercián Manchón, El Barny; Jorge Alexander de la Cruz, El Cruger; Elmer Canales Rivera, El Croock; Carlos Mariano Aquino Dueñas, El Satanás; Leonel Alexander Leonardo, El Necio y otros pandilleros más, crearon grupos de chat en WhatsApp para conversar desde sus celulares y así sostener una comunicación más fluida.
Las investigaciones revelan que los pandilleros realizaron once compras de armas desde Guatemala y Honduras. Algunas fueron transportadas en autobuses de turistas y otros las trajeron ocultas en camiones que transportaban verduras. Otros fusiles y los accesorios para equiparse fueron obtenidos en el país a través de la empresa de seguridad Cosase, según los documentos.
Fuentes policiales confirman que los pandilleros también adquirieron armas en el mercado negro que provenían de negocios que las introducen a menor escala.
Para los investigadores, en los últimos años la pandilla se convirtió en principal cliente para adquirir armas en todo el país. Mucho del armamento proviene de Nicaragua, Honduras, México y Guatemala.
Uno de los trasiegos desde Guatemala fue el que realizó un individuo apodado “el Snayper de Criminal Mafiosos”, quien solo fue identificado como Pedro, quien envió desde Guatemala 20 mil cartuchos para fusil M-16 a bordo de un autobús de transporte internacional.
La pandilla MS también negoció con el pandillero El Gato de Fulton desde Honduras, la adquisición de 17 fusiles AK-47, siete M-16, un cohete Low que tenía un valor de 1,500 dólares.
Las fuentes señalan que varias unidades de la Policía tenían conocimiento de trasiegos que provenían de los referidos países y entraban a las playas del oriente del país, en el Golfo de Fonseca y entradas clandestinas, pero nunca concluyeron las investigaciones.
Poco control y supuesta complicidad de la Fuerza Armada
Los detectives afirman que existen pocos controles de seguridad y mucha complicidad de parte de las autoridades de la Fuerza Armada para proveer de armas a la pandilla, según las investigaciones que luego fueron judicializadas.
Entre las investigaciones está la venta de cuatro ametralladoras M-60. El pandillero Víctor Manuel Linares, quien operaba en Sonsonate, realizó la compra en 2014.
Su estructura compró tres ametralladoras por valor de $10,500, dos a un precio de $6 mil y la otra a $4,500 porque incluía una caja de municiones, según las fuentes.
Las armas fueron hurtadas de un almacén del Regimiento de Caballería en San Juan Opico, La Libertad, según las investigaciones.
La semana pasada el ministro de Defensa, René Merino Monroy, confirmó que la institución tiene abierta una investigación sobre las declaraciones de los testigos donde involucran a la Fuerza Armada en los robos y venta de armas.
“He pedido datos de quiénes han ingresado a los cuarteles el año pasado y datos similares para puntualizar personas que no deberían de haber andado en las unidades militares”, sostuvo el ministro sobre el tema.
En menos de un año, los investigadores de unidades especializadas habían recuperado las tres ametralladoras que estaban en poder de los pandilleros. Una fue decomisada en San Juan Opico y dos más en la colonia La Chacra, en Ahuachapán.
De acuerdo con los documentos judiciales, varias clicas de colonias de Ilopango realizaron cuatro compras y dos más para Santa Ana. Un pandillero apodado El Gato de Fulton realizaba fotografías a las armas que estaban disponibles y luego las enviaba a la llamada ranfla para realizar la compra. Luego el mismo pandillero programaba la entrega del dinero y los fusiles.
El Gato de Fulton junto a otro marero apodado el Iron de Fulton, compraron 20 chalecos antibalas, diez eran para la pandilla en concepto de regalo y los demás fueron vendidos con un precio de 300 dólares cada uno. Los chalecos fueron entregados al programa de la MS de Ilopango.
En junio de 2016 el mismo Gato de Fulton compró varios fusiles y granadas desde Guatemala. En la primera compra obtuvo dos fusiles AK-47, dos M-16 y diez chalecos antibalas. El pandillero pagó 10,000 dólares por las armas y 3,000 por los chalecos antibalas.
En otra compra obtuvieron cuatro carabinas, ocho escopetas 12, un fusil AK-47, una M-16. Los fusiles tenían un valor de 9,800 dólares. La tercera compra consistió en 4 fusiles AK-47, dos M-16, una granada de humo, una granada fragmentaria, una pistola 40 milímetros y cinco chalecos antibalas. La MS pagó 19,200, según los documentos. Otra compra fue la de tres fusiles calibre AK-47; tres M-16; un Fal; dos granadas y diez chalecos, lo que tuvo un valor de 27,000 dólares.
De Guatemala a la colonia 13 de Enero, de Ilopango
De acuerdo con las investigaciones, un cabecilla de la MS apodado El Renuente, adquiría las armas en un punto ciego de La Hachadura y las trasladó hasta la colonia 13 de Enero en Ilopango.
Otros fusiles eran movilizados hacia Santa Ana, a través de un marero apodado El Gato de Fulton, quien entregó siete fusiles, entre estos cinco AK-47; dos M-16 con un costo de 17, 000 dólares. Las armas eran entregadas a un pandillero, el Span de Novena.
Las fuentes policiales sostienen que las balaceras y ataques que protagonizaban los grupos de pandilleros evidenciaban el poder de armamento que tenían. Agregan que muchos de los fusiles y municiones decomisadas estaban recién adquiridos y en buenas condiciones. En 2016 hubo más de 700 balaceras entre policías y pandilleros.
Recientemente, un testigo a quien la Fiscalía lo ha identificado como Noé, declaró en un juicio contra más de 400 pandilleros acusados de diferentes delitos, que también la pandilla pagó $500 por clase, a un instructor de la Fuerza Armada para que lo entrenara a él y a otro marero en tiro para francotirador.
El testigo relató que un pandillero apodado “Bóxer” se encargaba de realizar los pagos a un oficial del Ejército, a quién dijo que nunca le conoció el nombre.
Indicó que realizó varios entrenamientos en un cuartel de la Fuerza Armada situado en el occidente del país.