Las piscuchas son conocidas por ser un juego tradicional que los niños disfrutan cada año el mes de octubre al salir del año escolar.
Foto EDH/ David Martínez
Jorge Antonio Estrada, es un joven de 27 años que mostró el secreto para hacer una piscucha versátil.
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Estrada corta primero un plastico en forma de rombo.
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Corta las varias, de bambú que deben quedar delgadas, pues esa es la clave para que una piscucha vuele alto.
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Estira las varías y verifica que el estado sea óptimo para que no se rompa.
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Luego pone una de las Varillas de forma cruzada.
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Pega las varias con tiro de arriba para abajo.
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Al pegar la segunda varilla le da una forma de curva, pues le servirá para formar una especie de alas
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Culmina poniéndole el hilo y listas para hacerlas volar.
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La piscucha esta lista y Mario Melara está listo para jugar a la piscucha, un juego que asegura aprendió por herencia de su papá.
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Jorge Estrada dice que desde hace varios años realiza esto y en octubre juega con los niños del lugar, como una forma de mantener viva la tradición.
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Los recidentes y autoridades de Tepecoyo, en La Libertad, impulsan desde hace 8 años la conservación de una de las tradiciones en El Salvador, como es la elevación de piscuchas.
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La tradición de elevar piscuchas en el mes de octubre es una actividad sana que logra entablar lazos de convivencia entre las familias y los habitantes de las comunidades y/ o pueblos.
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