Alianza es un equipo que genera amor y odio por igual en el fútbol salvadoreño, como ocurre también con equipos históricos de nuestro país, como Águila, FAS o Firpo. Pero, como es el único y último combinado cuscatleco que sigue activo en la Liga Concacaf, su presencia en tal torneo ha dado pie a una serie de comentarios encontrados.
Hay dos posturas contrapuestas: unos consideran que Alianza no está ahí en representación del fútbol salvadoreño, y toman como bandera que solamente compite en nombre de su propia fanaticada aliancista. Otros piensan que Alianza, como equipo inscritoen la Primera División de Fútbol de El Salvador, es un representante (uno más, no el único ni el más importante) del balompié de nuestro país.
Creo que hay una confusión. Hay aficionados que toman la palabra “representar” como identificación futbolística. Bajo tal concepto, consideran una aberración que Alianza “los represente”. Y es lógico: un tigrillo, un tecleño o un aguilucho de pura cepa, difícilmente aceptará sentirse “representado” por el equipo de blanco. Habrá alguno que, en un afán deportivo, le desee buena suerte. Habrá algotro que, directamente, le desee lo peor. Y llueven los argumentos y comparaciones: “Jamás un aficionado de Boca estará feliz porque River sea campeón de la Libertadores, no los representa; así como yo soy fasista y Alianza no me representa”, arguyen.