Una nueva mirada al centro de San Salvador se exhibirá, desde este 18 de octubre a enero 2020, en la sala Toño Salazar del Museo de Arte de El Salvador (Marte). No son pinturas, ni arte objeto y mucho menos esculturas, son ilustraciones digitales creadas por el diseñador gráfico Miguel Membreño.
La muestra se realiza en el marco del Festival de Ilustración Salvadoreño y Terrícola (Fist) y exalta con precisión la rama artística que toma protagonismo en este evento que se desarrollará hoy y mañana.
Esta es la primera vez que el artista expone en solitario en el Marte, sin embargo, sus mundos fantásticos, apocalípticos y de ciencia ficción han sido partícipes de publicaciones argentinas, colombianas, chinas y francesas e, incluso, su arte ha sido elegido para campañas de la Major League Soccer (MLS, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos.
“Me siento agradecido por la oportunidad que me ha brindado el museo, soy afortunado de tener este espacio para mostrar mi trabajo. Ojalá haya más ilustradores que tengan espacios para exponer”, comentó el artista sobre las 10 obras que componen la exhibición: “El centro”.
Membreño retomó este singular lugar de la urbe salvadoreña para mostrar su evidente precariedad sin maquillaje y destacar el esplendor de sus edificios, de la arquitectura que se utilizó, pero sobre todo, de los personajes que conviven en él.
“El centro” es una representación personal, según el ilustrador, y su intención por medio de sus trazos también es transmitir “el caos y, al mismo tiempo, el orden que hay”.
Para retratar esquinas de edificios simbólicos, callejones, ventas y vendedores ambulantes, atardeceres y charcos, el diseñador se apoyó de fotografías hechas por Federico Alegría y de otras que él mismo tomó. Después de un extenso trabajo para estudiarlas, comenzó a bocetar y a mezclar ángulos y referencias de las muchas escenas retratadas. A partir de ahí nace su interpretación del centro de San Salvador.
El resultado: ilustraciones con importantes detalles, con elementos recurrentes —como los niños y las aves— y donde la luz arrebolada que utiliza el artista otorga a las antiguas edificaciones un rostro diferente.
“Me interesa que las ilustraciones tengan un carácter personal y que no sean una fotocopia. No quiero que sea solo un dibujo bonito, sino que comunique algo más al visitante”, puntualizó Membreño.
