AHUACHAPÁN. Carolina Olivares se quedó sin trabajo por diferentes circunstancias hace más de tres años, situación que se sumó a un estado depresivo por el que atravesaba y que, incluso, en algún momento la hizo pensar en atentar contra su vida.
Ocho años laborando en una empresa donde se dedicaba a la distribución de leche habían quedado atrás y, para entonces, ya no tenía una fuente de ingreso para sostener a su tercer hijo, actualmente de 13 años.
Aunque siempre le gustaron las manualidades, nunca se imaginó que la vida le tenía preparado algo diferente: convertirse en artesana.
Constantemente se preguntaba qué iba a hacer tras quedarse sin empleo; pero en una ocasión tuvo “una luz divina” donde visualizó muchas muñecas.
“Yo no entendía qué era eso, y me dijeron, ‘esta es tu bendición’”, relató la mujer de 51 años.
Curiosamente para entonces conoció a un joven que realizaba muñecas de papel, lo que la llevó a retomar la idea; pero colocando su propio estilo y bautizándolas como Negritas, como le llama cariñosamente a su segunda hija.
“El hambre a los salvadoreños nos hace aprender lo que sea para trabajar honestamente. Esto me motivó personalmente, anímicamente y económicamente porque no es fácil cuando no se tiene nada”, sostuvo.
La ahuachapaneca relató, entre bromas, que las primeras muñecas que elaboró ni siquiera ella las hubiera comprado; sin embargo, fue adquiriendo práctica hasta perfeccionar la idea.
Sus creaciones son muñecas a base de papel (toalla y periódico), tienen piel negra con vestimenta muy colorida que está hecha a base de pintura acrílica.
Usualmente, entre sus manos tienen pequeños canastos con granos de café o pequeños trozos de madera, en representación de la mujer trabajadora. En menor escala ha elaborado figuras masculinas.
Normalmente miden unos 60 centímetros de altura; aunque también las ha elaborado, por encargo, de más de un metro.
“Este proyecto para mí es de vida porque me ha ayudado económica, moral y físicamente. A veces estoy decaída pero digo que no, y ya viene a mi mente una idea que le debo de poner algo a la muñeca. Ha sido un proyecto de vida, de resiliencia, de volver a nacer como mujer, como artesana, porque yo nunca me imaginé (hacer muñecas) porque mi rubro era ventas y de repente, quedarme en mi casa, pasar 8 horas sentada en una mesa para darle forma y pintando”, contó Carolina.
El trabajo no es fácil pues cada muñeca lleva su estructura a base de papel, luego es forrada y finalmente pintada. En un día de trabajo, y que esté soleado para que se logren secar, Carolina, junto con su hijo que se ha convertido en su mano derecha, llega a armar hasta uno docena de muñecas. Para darle todos los detalles requiere de otros dos días.
Inicialmente el propósito era comercializar entre 1 y 2 muñecas al día, con la finalidad de llevar el sustento a su casa; pero la aceptación que comenzaron a tener sus creaciones fue tal, que personas comenzaron a contactarla para realizarle pedidos.
Además le propusieron la idea de que las exhibiera en tiendas donde apoyan a artesanos, logrando tener presencia actualmente en negocios de Concepción de Ataco, Apaneca y Ahuachapán.
Carolina contó que inició su negocio “con una libra de papel, dos botecitos de pintura, dos pinceles y un rollo de papel toalla”.
En la primera muñeca se tardó todo un día armándola. “Al principio fue duro porque por mi condición depresiva, cuando no me salía, lloraba, las deshacía, y las rompía. Ahora cuando veo mi trabajo, sinceramente hasta yo me emociono y digo ‘Dios mío, cómo me fuiste a dar esta capacidad después de que no sabía nada’”, manifestó.
Para mayor información de cómo adquirir las muñecas, las personas pueden contactarse con la emprendedora a través de su página en Facebook: Negritas.