Entre todos los vendedores de panes El Rey destaca uno por su pasión al servicio. Conocido como “Panito” José Luis Aguilar es uno de los vendedores de “Panes Chucos” que ha logrado ganarse el cariño de todos los estudiantes del Centro Escolar INSA. Foto EDH/ Jessica Orellana
Un promedio de 7,000 panes al día, es decir 210,000 panes al mes, son los que la franquicia El Rey produce en su casa, que se ha convertido en las instalaciones de producción de gran cantidad de panes distribuidos en 20 carritos a nivel local. Toda una hazaña. A las 3:30 de la mañana en la casa de la familia Quintanilla Trujillos ya hay trabajo.
“Desde un día antes dejamos el repollo ya picado marinando en sal, el pan es del día, salteamos la carne (de soya) bien fritita, la mayonesa nosotros la preparamos con un toque secreto que solo nosotros conocemos y el chimol. Los compañeros se encargan de venderlos en los carritos”, detalla Mariela Trujillos, fundadora de El Rey.
Mariela, junto con su esposo César Quintanilla, quedaron desempleados en 1996 y decidieron emprender un negocio con el dinero de la indemnización que invirtieron en un carretón y en materia prima para hacer panes. Fue así como nacen, fuera de su casa, los panes El Rey.
“La idea de ponerles El Rey fue porque queríamos tener los mejores panes de Santa Ana, los números uno a nivel local. Cuando se me ocurrió la idea yo fui a probar a todas las ventas y así fue como dimos con nuestro propio sabor, lo más difícil fue darle el toque a la carne y la mayonesa, pero al final es lo que nos caracteriza”, comentó César.
Actualmente es una empresa que genera más de 30 empleos, lo que los ha llevado a estar en diferentes lugares de Santa Ana y que sus clientes los reconozcan por su calidad y sabor.
“Jamás imaginamos que llegaríamos a tener el éxito que tenemos, nuestros panes han llegado a todas
partes del mundo, hasta la fecha le damos trabajo a un montón de personas mayores, jóvenes, mujeres y eso nos llena de orgullo porque ganamos nosotros y también ellos. De acá ha salido para que nuestras hijas estudien, las dos son licenciadas y también ayudan con el negocio”, explicó César.
A los esposos Quintanilla Trujillos, con el paso de los años, les ha tocado invertir en maquinaria para poder agilizar los procesos de producción y continuar con el negocio, y aseguran que no van a descansar hasta que mueran, satisfaciendo con los panes El Rey por muchos años.
Panes El Chele Fredy, desde los años 90
Foto EDH/ Jessica Orellana
“¡Hey Chele, dame un pan!”. Así era como los clientes llamaban a Fredy Regalado, quien desde los años 90 vende panes en las calles de San Ana. De esa forma se iba ganando el cariño de los clientes y surgieron los panes “El Chele Fredy”.
“Para ese entonces decidí que iba a renunciar a mi trabajo y como mi cuñado vendía panes, mi esposa ya tenía noción de cómo prepararlos, así fue como gracias a Dios empezamos un negocio familiar. Con el paso del tiempo se ha convertido en negocio familiar, mis hijos son los que se han quedado vendiendo”, aseguró don Fredy.
El buen gusto y atención al cliente les ha caracterizado. “Yo empecé vendiendo 150 panes, después 400 y así se fueron incrementando; actualmente preparamos un aproximado de 1,000 panes por día. Yo les digo a mis hijos que lo mejor que le pueden dar a los clientes es el trato, por eso los clientes regresan”, explicó el Chele Fredy.
Actualmente, el emprendedor ha dejado a sus hijos al frente del negocio, Nelson y Luis Guardado, quienes han sacado su carisma para atender a los clientes. “¡Hey Chele, dame cuatro!” “¡Hey Chele, dame un dólar!” “Deme seis panes” “Voy a querer 26 panes”… Todas esas frases son de clientes que llegan al carrito de los panes El Chele Fredy, sobre la 4a. Avenida, entre la 7a. y 9a. calle Poniente. Desde las 7:30 de la mañana ya están los panes, y no duran mucho. A las 11:30 de la mañana la respuesta es: “Ya no hay”.
Cuatro jóvenes son los que atienden el sinfín de pedidos que a diario llegan y solo bastan cuatro horas para que panes El Chele Fredy venda un aproximado de 1,000 panes.
Aunque la jornada comienza desde un día antes, ya a las 6:00 de la mañana toda la familia está trabajando para que los clientes y aquellas personas que se animan a degustar pasen por sus pedidos.
“Si venís más tarde ya no encontrás, uno ya sabe cuándo ellos están y venís a comprar; ya te comes unos cuatro panes y un fresco y ya estas hecho”, aseguró Eduardo, uno de los clientes de este negocio, quien consideró que el festival impulsará a los pequeños empresarios que se dedican a la venta de estos panes.