Cada día que pasa, las energías renovables se convierten en una nueva alternativa que permite contribuir a la conservación del medio ambiente y ahorrar significativamente en el consumo de energía eléctrica.
En los últimos años, en El Salvador ha cobrado relevancia el uso de sistemas fotovoltaicos. Sin embargo, ya no es una tendencia que solo apliquen las grandes empresas en sus fábricas o edificios, sino que se ha trasladado a viviendas particulares; es decir, familias que desde su casa deciden tomar consciencia en favor de la sostenibilidad del planeta.
Las personas que optan por este tipo de energía colocan paneles solares los cuales reciben la radiación solar para generar electricidad en corriente directa, la cual se transforma en corriente alterna, voltaje y frecuencia de la red (240 V/60 Hz), gracias a los microinversores.
Después, la electricidad se transporta hacia el tablero principal de la casa o negocio, donde es distribuida hacia los equipos que estén utilizando la energía en ese momento, lo cual genera un importante ahorro.
En este punto, pueden surgir dos casos: si los equipos dentro de la casa/negocio demandan más energía de la que el sistema fotovoltaico produce, la energía faltante se adquiere automáticamente de la red. Pero si el sistema fotovoltaico está produciendo una cantidad de energía mayor que la demandada dentro del lugar, esa energía excedente sale hacia la red de la empresa suministradora.