Seguramente usted sabe lo que significan las “3 B”. ¡Claro! Bueno, bonito, barato. Esas tres letras resumen en buena medida la filosofía microeconómica con la que las personas vivieron durante los primeros tres cuartos del siglo pasado. Me explico: enseñadas a cuidar las cosas para que duraran, las personas buscaban productos que fueran buenos; educados en la sobriedad de la posguerra, las personas no eran botaratas, por lo que buscaban productos que fueran baratos; con cánones estéticos más limitados, los productores no se arriesgaban a hacer productos que no fueran bonitos. Las famosas “3 B”, escritas en español, la lengua que hablamos.
A juzgar por las conductas que despliegan actualmente los adolescentes y jóvenes adultos, parece que dicha filosofía ha cambiado. ¿No le parece que la regla microeconómica que está en boga obliga a que las cosas sean EFC? ¿Qué significan esas tres letras? Le ayudo: easy, fast, cool. Constate usted, por favor, si no es cierto que las conductas de los jóvenes a su alrededor no se guían por esa regla: las cosas tienen que ser fáciles, tienen llegar rápido y tienen que ser cool, “chivas” que habríamos dicho antes.
Primera gran diferencia que encontramos entre las letras: las nuevas siglas están en inglés. Influenciados como están por las series televisivas y los jueguitos de vídeo (además de las anuales visitas de los hermanos lejanos) casi todos los jóvenes creen que hablan inglés. Pero la diferencia más importante está en lo que buscan de las cosas, y por extensión, de la vida. Las cosas ahora tienen que llegar rápido, ser fáciles y ser, más que bonitas, chic, “pipirisnais”. Esas exigencias le han dado vuelta a todo y creo que por ellas hemos llegado a exigir poco, a tolerar mucho y lamentar demasiado. La comida, por ejemplo, debe estar rápidamente en nuestra mesa: quince minutos de espera es ya mucho tiempo. El mundo debe a los hermanos McDonald la bolsa conteniendo una hamburguesa, papas fritas y una malteada en menos de cinco minutos (Si no la ha visto, vea la película “Hambre de poder” donde se cuenta la historia de la génesis y desarrollo del monstruo que actualmente es esa compañía).
Segundo: las cosas tienen que ser fáciles. Todo aquello que entrañe la menor dificultad para su aprendizaje es desechado sin siquiera intentarlo. Es una de las razones, creo, por las que la educación ha decaído tanto: alumnos y profesores quieren que los primeros aprendan con facilidad, y eso no siempre se puede.
Tercero: las cosas tienen que ser cool: no importa lo caras que sean, ¡tienen que ser cool! Ropa de marca, zapatos de marca, uñas, senos y nalgas pueden ser postizas, pueden ser carísimas siempre y cuando se vean “cool” (¿no para eso son las tarjetas de crédito, pues?). Pienso que mucha de la confusión sexual que estamos viendo hoy disminuirá en un futuro mediato cuando ser distinto no resulte tan fácil, tan atractivo, tan cool. Muchos adolescentes confundirían menos sus caminos si el mundo acepta que algunas cosas no pueden ser easy, fast, cool. Volver al seguro camino de Jane Fonda de las dietas y ejercicios para bajar de peso y mantener esas formas, por ejemplo, no les gustará tanto a muchas como la inmediatez del bisturí que me quita lo que me sobra hoy y me tiene estiradito al mes siguiente.
Lo más triste, me parece, es que las relaciones interpersonales estén atendiendo también a la fórmula rectora de easy, fast, cool. Criar hijos, otro ejemplo, no es fácil, no se consigue rápidamente y, las más de las veces, los padres no pueden ser cool, sino comportarse como adultos si pretenden educar bien. El matrimonio como último ejemplo, ¿quién va a querer vivir dentro de una relación interpersonal que ni es easy ni fast y que lo cool se torna real, el día después que los novios regresan de su luna de miel y empiezan a vivir la vida diaria?
Claro, no me opongo en absoluto a que algunas cosas resulten fáciles, vengan rápido, sean chic. Me opongo a la ilusión de que todo deba ser así. No viviré lo suficiente como para verlo con estos ojos tristes que quisiste tanto, puede ser, pero visto el hartazgo que advierto en jóvenes y adultos de los resultados traídos por la letras EFC, apuesto contra quien quiera tomar la apuesta, que el péndulo del comportamiento social habrá de regresar a lo esencial, a lo fundamental, a lo que debe interesar, sin importar si es easy, fast o cool. Lo doy por cierto desde ya que como las oscuras golondrinas aquellas, que de tu balcón colgarán sus nidos, también esos cánones volverán…
Psicólogo.