Juez envía a prisión a tercer acusado del asesinato de investigador de la Policía que estaba por graduarse de abogado

Otros dos sospechosos del asesinato ya guardan prisión mientras avanza el proceso. Contra el tercer detenido fue clave el análisis balístico practicado a las dos armas decomisadas, pues se determinó que fueron usadas en el crimen.

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El agente Luis Armando Ortiz, fue asesinado a pocos meses de graduarse como abogado en la UES. Foto EDH / archivo

Por Jaime López

2019-09-18 3:43:45

El Juzgado Octavo de Paz de San Salvador resolvió este miércoles que el proceso judicial iniciado contra Armando Francisco Pérez Vásquez, de 29 años, el tercer detenido por el asesinato del agente Luis Armando Ortiz, de 34 años, en junio del año pasado, permanezca en prisión mientras sigue el proceso judicial a una fase superior (o instrucción) por homicidio agravado.

La audiencia se realizó en ausencia del imputado, únicamente con la presencia de Fiscalía y un abogado defensor.

El homicidio del agente Ortiz se cometió el 12 de junio a las 8:30 de la noche en la colonia El Roble, en San Salvador, tras un intento de robo. Por este hecho permanecen detenidos Tulio Noel Hernández Hernández, de 38 años, y Joel Eliseo Ascencio Herrera, de 37, ambos ya con proceso vigente en el Juzgado 8° de Instrucción de San Salvador.

De acuerdo con la Fiscalía, la víctima se encontraba realizando una llamada telefónica cuando dos sujetos (Armando y Tulio) se les acercaron al policía. Uno de ellos le dijo que les entregara sus pertenencias, pero la víctima se negó, “les dijo que se calmara”; luego hubo un forcejeo y los agresores le dispararon.

La víctima trató de defenderse y lesionó de bala a Tulio Hernández, pero ambos atacantes huyeron hacia un vehículo que era manejado por Joel Ascencio para desplazarse rumbo a la Avenida Bernal y la colonia La Gloria, para finalmente llegar a Apopa.

Según la acusación de la Fiscalía, las armas utilizadas por los homicidas fueron una pistola calibre 9 milímetros y un revólver calibre 9 milímetros.

Mientras que Armando Pérez fue capturado el 13 de junio, a las 8 de la noche, en un supermercado ubicado en Calle Antigua al Matazano y Boulevard del Ejército, en Soyapango.

El día de la captura a Pérez Vásquez, le decomisaron dos armas de fuego (una pistola 9 mm y un revólver 9 mm), pruebas que fueron presentadas al Juzgado 2° de Paz de Soyapango tras ser acusado del delito de tenencia, portación o conducción ilegal o irresponsable de armas de fuego. Por ese delito el juzgado de Soyapango le ordenó la detención y actualmente guarda prisión en el Centro Penal de Jucuapa, Usulután.

Agente Luis Armando Ortiz Renderos (Cortesía)

Sin embargo, en el caso de Pérez Vásquez estaban pendientes los análisis balísticos, los que luego determinaron que ambas armas que portaba en su momento habían sido disparadas previamente; además, el cotejo o comparación técnico de las armas con las evidencias recolectadas en la escena donde fue asesinado el agente policial concluyeron que dichas armas de fuego fueron las que le quitaron la vida al agente Ortiz.

Policía estaba a punto de culminar la Licenciatura en Derecho

Ortiz Renderos ingresó a la corporación policial a los 24 años, allí trabajó durante una década. Primero fue agente de seguridad pública y estuvo destacado en el puesto de la colonia Miramonte y luego en el Sistema 911. La dedicación que le ponía al trabajo y sus ganas de superarse lo llevaron, hace seis años, a ser parte de la Unidad de Investigaciones. Previo a su muerte era investigador de la Delegación de Montserrat.

Haciendo un sacrificio económico y de tiempo, el policía también estudiaba la Licenciatura en Ciencias Jurídicas en la Universidad de El Salvador; le faltaba cursar siete materias para egresar e iniciar su proceso de graduación.

Su pareja, con quien el día en que fue acribillado cumplía tres meses de haberse casado por lo civil, relató en el velorio que Ortiz empezaría a realizar las horas sociales en la universidad el próximo ciclo.

En las últimas semanas, el investigador ocupó su tiempo libre para hacer junto a su compañera de vida los preparativos para el matrimonio religioso. La pareja no había escogido la fecha para la ceremonia, pero había acordado que fuera en diciembre próximo.