Inicios de la Radio Segundo Montes. Al fondo, su actual director Juan Lucas Aguilar. Fotos tomadas del libro La Tierra Prometida, de Steve Cagan.
Cada uno administraba sus áreas, eran como secretarías de un micro estado.
La Comunidad Segundo Montes está conformada por cinco asentamientos: Hatos 1 y 2, El Barrial, San Luis y Los Quebrachos.
En estos cinco lugares estaban instaladas una fábrica de zapatos, una fábrica de ropa, un banco comunal, una casolinera, una fábrica de concentrados, cinco supermercados, un taller de estructuras metálicas, una carpintería, granjas avícolas (con unas 25 mil gallinas), hatos ganaderos, granjas de cabros, de cerdos y conejos, una empresa de transporte público con tres buses (los Wendy Patricia), una radio comunal, varias clínicas, guarderías, panadería, gasolinera, fabrica de embutidos, escuelas…
Los vecinos ahora inconformes lo resumen así: no había necesidad de ir más allá del río Torola; aquí teníamos todo.
Los principales donantes fueron ayuntamientos españoles y, particularmente, el de Valladolid, de donde era originario el sacerdote Segundo Montes. La familia del sacerdote, asesinado el 16 de noviembre de 1989, puso mucho énfasis en la educación y contribuyó mucho económicamente en infraestructura para la educación de la comunidad.
Sin embargo, la asociación comunal no fue capaz de mantener ese proyecto y ahora como una de las pocas cosas que subsisten está el Instituto Tecnológico Segundo Montes que desde el 2018 está bajo la administración de la Universidad Centroaméricana, según empleados del instituto.
Sin duda, aquel proyecto esperanzador que a principio de la década de los 90 unió a más de 8,000 salvadoreños que regresaron de su refugio en Honduras y que juntos, con mucha ayuda extranjera, echaron a andar, es el mismo que ahora es motivo de descontento entre los habitantes del municipio de Meanguera debido a lo que señalan como corrupción, incapacidad y ambición de parte de quienes ahora administran los pocos bienes que quedan como vestigio de aquel sueño.