Independiente remó contra corriente todo el partido de ayer contra Municipal Limeño, pero no perdió la fortaleza mental a pesar de fallar un penalti en un momento clave, pero en uno más importante cayó el 3-2 que sirve para levantarse de la derrota dolorosa de la fecha 7.
En el juego de fondo de la doble que se programó en el estadio Ramón Flores, Municipal Limeño exponía el liderato que comparte con Alianza ante su similar de Independiente, equipo que venía de perder 5-0 en la jornada pasada, a manos del Santa Tecla.
Ante la presión de sacar un buen resultado, el técnico Juan Cortés hizo rotaciones en la media cancha con la inclusión desde el inicio del partido de Ever Flores, Carlos Anzora y en ataque apareció Rafael Burgos.
Sin embargo, los cucheros son un cuadro más conjuntado, que posee una buena base y no es casualidad que estén en la cima de la tabla de posiciones. Tomaron sus medidas, porque los vicentinos ya sabían qué es ganar en esta cancha en este torneo, cuando vencieron 1-0 a Jocoro.
Los santarroseños, con calma se fueron acercando al arco de Héctor Carrillo. En 15 minutos, el goleador del equipo y del Apertura, Clayvin Zúniga, avisó dos veces que quería su octava diana de la competencia, pero el meta le negó la celebración.
Al minuto 23 respondió el Inde a través de Ever Flores, quien se buscó espacio desde la banda derecha hacia el centro hasta que se perfiló de zurda para rematar, pero le desviaron el disparo. En ese mismo tiro de esquina ganado, Marvin Morales probó los reflejos de Meme González con un toque de cabeza.
Los fantasmas no se paraban mal en patio ajeno, pero el oficio que muestra Limeño en todas sus líneas los superaba. El buen trato al balón y la contundencia se manifestaron al minuto 30,con un pase largo que hizo una parábola hasta donde apareció Christopher Galeas sin ángulo, y logró meterla entre el defensa y el portero para celebrar el 1-0 de la tarde.
Cada vez que Zúniga tomaba la pelota lo hacía en tres cuartos de cancha y desde ahí empezaba a gestar llegadas de peligro, a la defensa le tocaba rezar y buscar diferentes maneras para detenerlo, porque el hondureño tiene diferentes recursos para quitarse marcas en espacios cortos.
No fue un monólogo santarroseño, pero sí el mayor peligro estaba en la meta vicentina. Por suerte, para los fantasmas, Yuvini Salamanca y Edwin Sánchez todavía no crecían en el partido.
Con ventaja mínima, pero al final de cuentas ventaja, Limeño se fue al descanso. Los jugadores sabían que ante una afición tan exigente el 1-0 no era suficiente y todavía estaban 45 minutos por delante para dar un nuevo golpe de autoridad y para meter presión al Alianza en el liderato.
Daniel Luna llegó en Independiente para dar más movilidad en la media cancha y con pocos minutos en la cancha, al 52′ dejó libre y con espacio a Luciano Sanhueza, quien se dio vuelta rápido y cruzó de zurda a González. Era el 1-1 y se fueron a celebrarlo con el técnico Cortés, a quien la hinchada vicentina cuestionó el fin de semana pasado y querían su salida.
La alegría de la visita duró dos minutos, primero con una llegada de Galeas que sacó Carrillo sobre la línea, pero el que no perdonó al minuto 55 fue el colombiano Murillo, quien debutó ayer y con toque de cabeza, más el desvío en la pierna de un zaguero, puso cifras de 2-1.
A pesar de estar abajo en el marcador, la visita no se desesperó. Las llegadas para intentar empatar eran esporádicas, pero no dejaban de inquietar a la defensa, que en algunos tramos se vio relajada.
Al minuto 74, en un tiro libre desde tres cuartos de cancha, los hombres altos de los vicentinos se fueron a buscar la pelota. Llegó el centro al corazón del área, ahí se elevó Tardelis Peña y puso con toque de cabeza, casi sin querer, el empate de 2-2.
Con Limeño acomodado, Sanhueza casi mete el tercero con una cabezazo. Al 80′, los vicentinos dejaron escapar una inmejorable chance de ponerse arriba en el marcador, cuando al mismo Sanhueza el portero González le tapó un penalti que ganó Rafael Burgos, al ser derribado en el área por Mario Machado.
Los últimos 10 minutos estuvieron llenos de emoción con llegadas de peligro en los dos arcos, que parecía que el triunfo podía quedarse en casa o irse para San Vicente. Los fantasmas no bajaron los brazos y en un desacierto defensivo en el área cuchera, al no poder sacar el balón, Sanhueza se reivindicó y metió al fondo de la red una pelota suelta.
Algarabía vicentina y justo premio a la perseverancia. Tres puntos de oro para meterle presión al Chalatenango que empató y a Sonsonate que juega el miércoles.