Un artista salvadoreño que empieza a tener destellos de triunfo en la gran ciudad del entretenimiento, Los Ángeles, es como encontrar una aguja en un pajar. Son pocos, lastimosamente. Pero el nombre de Andrea St. Martine se ha revelado en ese vasto pajar.
Se mudó a California sin planear que entraría a la actuación, aunque ese fuera su sueño más intenso desde que era una niña. Entró al college y no sabía si estudiar una carrera en turismo, en realidad “no sabía bien qué quería ser”.
Pero iniciar una clase de actuación o de televisión y producción fueron claves para que St. Martine se convenciera de que la actuación era lo que quería hacer por el resto de sus días, aunque no tuviera ni la más mínima noción de qué implicaría ser una actriz en Los Ángeles.
El primer desafío llegó un día en que uno de sus jefes la conectó con un productor, luego de saber que ella quería actuar, pero que no podía asistir a clases porque eran demasiado caras. “Acá tienes que tomarlo en serio, sino no vayas. Es un estudio profesional”, le sentenció el superior. St. Martine se dijo así misma: “Voy a hacerlo sin importar la opinión de nadie”.
Y su familia fue el siguiente reto, pues en su núcleo nadie veía en la actuación una carrera para vivir.
“Al principio mis papás pensaron que era algo que se me iba a pasar a los dos meses. No fue muy bien recibida la noticia. Ellos no lo hicieron por maldad o porque no querían que yo hiciera eso, sino porque estaban preocupados. Todo fue porque me aman demasiado, pero yo estaba decidida”, relató St. Martine.
Y así comenzó la travesía que ha puesto a esta joven actriz salvadoreña a la luz de significativos proyectos audiovisuales, que van desde comerciales para McDonald’s y Ford, pasando por cortometrajes hasta protagonizar una serie de TV.
Aunque parezca que en un chasquido de dedos esta chica, de 31 años, ha logrado escalar rápido en el mundo de la actuación, no ha sido así y ella misma admite que no ha llegado “ni a la mitad de su carrera”.
A sus 22 años pasó por una intensa preparación como actriz y a sus 24 años pudo, por primera vez, acceder a un representante.
Con esta figura dentro de su profesión las cosas también comenzaron a cambiar, pues St. Martine tuvo que analizar a qué proyectos dar un “sí” y a cuáles el “no”.
Así llegaron los cortometrajes “Campo Santo” (2011), “Beyond the Limits” (2012), “Change of Heart” (2012), “Lovetopia” (2014), “Piñata Closer” (2016), “I Promise Her Life” (2018) y las series de televisión “The Last Ship” (2016) y “Hijab” (2019), estas dos últimas con más repercusión mediática.
En “Hijab” St. Martine se convierte en Rania Domínguez, una joven árabe española que se muda a Los Ángeles, luego de que su madre muere en un atentado terrorista en España. Pero en Norteamérica sufre acoso y racismo y decide estudiar leyes para defender a otras personas de su misma cultura.