Investigación Especial: “El lago tiene unos diez años más de vida”, advierte Fundación Coatepeque

El crecimiento poblacional, turismo sin educación ambiental y el color turquesa dificultan la labor de los pescadores.

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Foto EDH Jorge Reyes

Por Nancy Hernández / Omar Martínez

2019-08-23 6:00:54

La contaminación del lago de Coatepeque se debe a la falta de un tratamiento de líquidos, todas las aguas sucias van a terminar al espejo de agua.

Año con año la población, turismo y comercio crece en el ribera del lago y la cantidad de desechos vertidos al agua incrementa, por ello de no tomar acciones concretas inmediatamente es posible que entre unos años el manto acuífero se declare muerto al igual que otros lagos de la región.

“Estudios que hemos realizado nos revelan el grave estado del lago. Tenemos quizás unos diez años más de vida del lago si seguimos el ritmo que llevamos”, declaró Alejandro Villacorta, director ejecutivo de Fundación Coatepeque.

“Conforme vayamos avanzando en el tiempo la población se puede ver afectada, las enfermedades pueden ser más graves debido a la contaminación”, agregó.

Hasta el momento, son esfuerzos de hormiga los que se llevan a cabo si se comparan el grado de contaminación del manto acuífero. Las acciones van desde la recolección de basura hasta proyectos documentales.

Juana Hilda Hernández, de 45 años, ha vivido a pocos metros del lago de Coatepeque desde que nació. Su hogar se encuentra en la comunidad Los Leones, caserío La Bendición, del municipio de El Congo. Sus padres también vivieron en las riberas del lago, en el sector conocido como el bajadero “La Bendición de Dios”.

Al sector donde vive Juana llegan numerosos desechos plásticos provenientes del lago. Desde hace diez años, ella recicla las botellas y bolsas como una forma de generar ingresos para su hogar. Vende lo que recolecta a los camiones que pasan por la calle más cercana a la comunidad.

“Uno se gana unos centavos, no es mucho porque no lo pagan tan bien, pero se mantiene aseado el lugar”, manifiesta.

Los fines de semana, por las tardes, es cuando encuentra más basura dejada por los turistas; y cuya cantidad se incrementa de forma significativa cuando las aguas del lago cambian a color turquesa.

 

Ante el deficiente servicio de recolección de basura y turistas que arrojan desechos al lago; habitantes de las riberas, alumnos de la zona y la fundación Coatepeque buscan alternativas para evitar que toneladas de basura sigan llegando a las aguas del tesoro que anualmente se ha vestido de turquesa.

La misma agua que lleva a la orilla los plásticos y otros desechos es la que los habitantes de Los Leones utilizan para lavar ropa, bañarse, cocinar y, algunas veces, para su consumo.

Desechos sólidos

Después del las vacaciones de agosto, los habitantes hicieron una campaña de limpieza en la ribera del lago; la mayor cantidad de desechos recolectados fueron inorgánicos, entre ellos figuraron envases de vidrio, de plástico y desechables de diferentes tipos.

En la comunidad habitan unas 80 familias que obtienen el recurso hídrico gracias a un sistema de bombeo. En Los Leones reciben el agua un promedio de tres veces por semana; esto limita las actividades diarias que un lugareño podría realizar con un servicio de agua potable más estable.

Juana debe guardar el agua para lavar una determinada cantidad de ropa; ella se asegura de que las jornadas de lavado se hagan cada quince días para no desperdiciar el recurso, porque sabe que el costo de no guardarla es tener que utilizar el agua de un lago contaminado, donde circulan heces fecales y hasta cadáveres; el último fue encontrado el pasado 23 de junio, era el de un turista que murió ahogado mientras disfrutaba de un paseo en el ferri, el cual pertenece a uno de los restaurantes ubicados en las riberas.

De acuerdo con el Ministerio de Salud, el ferri tiene los permisos sanitarios, luego de superar observaciones como la instalación de un servicio sanitario que tiraba los desechos al lago, pero aún no se ha confirmado si el mismo ya fue retirado.

Juana Hernández es habitante de Coatepeque y cada fin de semana camina por la orilla del lago para recolectar la basura que turistas dejan.

Contaminación

Juana menciona que el agua utilizada para consumo, la mayor parte del tiempo, la compra en garrafas.
Sin embargo, no siempre tiene suficiente dinero para hacerlo y la única opción que le queda es ingerir el líquido proveniente del lago. “La hervimos y la echamos en envases o le ponemos unas gotitas de lejía para protegerla”, asegura.

La forma en que tratan el agua en Los Leones contrasta con las recomendaciones que hacen los expertos con respecto al uso del agua que se extrae de la cuenca de Coatepeque.

Los luchadores

La Fundación Coatepeque es una organización formada en 1994 por iniciativa de un grupo vecinos y personas altruistas, quienes luchan por preservar y proteger de la contaminación del lago de Coatepeque.

La explotación comercial de las aguas de Coatepeque es una realidad. Quienes tratan de combatir las consecuencias de esa sobre explotación coinciden en que la falta de coordinación entre las instituciones involucradas en proteger el recurso natural es uno de los factores principales por los cuales el lago está envuelto en una epidemia de basura y contaminación que, a simple vista, no logra descubrirse.

La Fundación Coatepeque es una organización formada en 1994 por iniciativa de un grupo vecinos y personas altruistas, quienes luchan por preservar y proteger de la contaminación del lago de Coatepeque.

Según Alejandro Villacorta, director ejecutivo de Fundación Coatepeque, el principal objetivo es atacar el problema del tratamiento de las aguas residuales por parte de todos los establecimientos situados en los alrededores del lago.

El vocero asegura que, “de las 8,000 personas que viven en la cuenca, el 98 % no posee una fosa séptica, sino una letrina”. Eso convierte al tratamiento de aguas negras en el principal contaminante del lago.

La Fundación pretende implementar un sistema de manejo de desechos líquidos, ya sea por alcantarillado o por bombeo de ductos hacia plantas de tratamiento de agua, pero los elevados costos de conservación e instalación hacen imposible la labor a pesar de que se ha buscado colaboración y se trabaja en conjunto con las alcaldías; el proceso para obtener este servicio es muy difícil.

Alejandro Villacorta, director ejecutivo de Fundación Coatepeque. La Fundación tiene un programa permanente de recolección de desechos sólidos y colocación de biobardas.

Rubén Sorto, biólogo de la Fundación Coatepeque, asegura que la acumulación de aguas residuales aportan exceso de nutrientes al lago, tales como el fósforo, potasio, nitrógeno que son elementos que favorecen la proliferación de microorganismos que pueden ser dañinos para los humanos.

El biólogo menciona que estos elementos generan 10 mil partículas por cada gota de agua de estas células de alga.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estos niveles se traducen en un problema para el bienestar de quienes habitan la zona. Agrega que si continúa la descarga de aguas residuales en el lago, el agua quedaría completamente infectada y sería dañina para el uso.

Los primeros pasos

La Fundación tiene un proyecto de tratamiento de desechos sólidos, uno de los ejes incluye la coordinación con la alcaldía de Santa Ana para la recolección de basura una vez a la semana.

También, como un incentivo para el buen manejo de los desechos sólidos, la organización instaló un sitio de reciclaje donde cada persona de la comunidad puede vender los plásticos, cartón y vidrio que recolectan y generar ingresos extras para su familia. Además, el material recolectado es usado por la Fundación en proyectos de reciclaje y de cuidado de los ecosistemas.

500

Toneladas de desechos sólidos se extraen anualmente del lago de Coatepeque, de acuerdo con datos de la Fundación Coatepeque.

Por ejemplo, con el plástico recolectado y comprado a los pobladores la Fundación construye biobardas, un mecanismo de barrera artesanal elaborada con lazos y miles de botellas plásticas, colocadas de manera que formen un tubo. La función principal de las biobardas es retener todos los desechos sólidos que bajan a las orillas de la cuenca del lago e impedir su paso hacia el agua, este mecanismo debe limpiarse con regularidad entre cada lluvia.

A futuro, esta entidad implementará un programa denominado “Kilómetros por limpieza”, la iniciativa consiste en que representantes de empresas privadas nacionales e internacionales tendrán la oportunidad de adoptar kilómetros de la calle que conduce al lago para mantenerlos lo más limpio posible; son 17 kilómetros los que estarán disponibles para cualquiera que quiera contribuir con la limpieza en los alrededores del lago. Este tipo de proyecto se ha vuelto muy exitoso en la Costa del Sol, del litoral salvadoreño.

El territorio del lago de Coatepeque está dividido en tres municipalidades: Izalco, Santa Ana y El Congo.

La Fundación Coatepeque ha coordinado con estas dos últimas alcaldías un sistema de recolección de desechos sólidos en las comunidades que habitan en los alrededores del lago.

“Actualmente como gesto de buena voluntad la alcaldía santaneca nos manda un camión a la semana para hacer el recorrido en el sector, que no es lo ideal para las condiciones que tenemos”, afirma Villacorta.

Añade que no es suficiente un solo camión para recolectar la basura, pues la cantidad es demasiada y tiende a acumularse.

Esta situación se genera porque la alcaldía de Santa Ana no posee catastro de la zona, por ende no puede cobrar una tasa de impuesto que les permita manejar un servicio de aseo más eficiente.

Juana Hilda contribuye con su reciclaje de materiales a mantener limpia el área del bajadero La Bendición, su iniciativa también contribuye a disminuir la contaminación por plástico que puede darse en el lago.

El Congo busca llegar a acuerdos

La municipalidad de El Congo, quien posee la mayor extensión territorial del lago, sostuvo una reunión el pasado 4 de julio con los dueños de cada restaurante de la zona para llegar a un acuerdo de mutua ayuda entre la comuna y los locales para la protección del lago de Coatepeque.

$20

Es el costo mensual del servicio de recolección de basura que ofrecen propietarios de camiones a residentes de la zona; donde la prestación municipal es deficiente o nulo.

El primer compromiso adquirido por parte de la alcaldía, dirigida por Eduardo Lara, fue la pronta instalación de cámaras de videovigilancia en el municipio de El Congo, en la zona de restaurantes del lago y el objetivo principal es reforzar la seguridad y de paso identificar quiénes son los mayores responsables de la contaminación.

Además, la comuna proyecta iluminar las calles aledañas a los negocios con el propósito de incentivar a los empresarios a mantener la zona sin contaminación para que pueda crecer el turismo.

Otro de los compromisos de la comuna fue donar depósitos de basura para cada uno de los restaurantes para una mejor limpieza.

Vista del lago de Coatepeque

“Se me ha dicho que hay varios lugares donde tiran la basura a cielo abierto, en esa parte ya estamos trabajando”, asegura el alcalde.

Además el departamento de Medio Ambiente de la alcaldía tiene previsto brindar a los habitantes de la zona y dueños de restaurantes capacitaciones sobre el tratamiento de fosas sépticas, aguas residuales y grises debido a que, según el alcalde, está en proceso una ordenanza municipal.

“Estamos trabajando en la ordenanza municipal del lago para poner orden y poder sancionar a todas aquellas personas que botan los desechos en los botaderos a cielo abierto o en el lago”, dice Lara.

El servicio municipal de recolección es ofrecido en la zona de El Congo de lunes a sábado, pero el alcalde Lara propuso que un día a la semana el personal de recolección de desechos descanse y trabaje domingo, debido a que el fin de semana es cuando aumentan los turistas y también la cantidad de basura.

Los niños, la esperanza de Coatepeque

El centro escolar Caserío Vuelta de Oro tiene una envidiable y espectacular vista hacia el lago de Coatepeque, está situado en la zona llamada Potrerillos de La Laguna, en Santa Ana, niños desde parvularia hasta noveno grado asisten a la escuela.

A primera vista, la institución tiene lo necesario para impartir clases. Las voces de los niños se escuchan mientras una pequeña brisa sopla en todo el centro escolar y en las paredes de las aulas se pueden observar muchos trabajos sobre el tema del reciclaje.

Gregoria Moya fue directora del centro escolar durante 15 años. Ella asegura que en sus años como directora siempre trató de inculcarles a los niños la importancia de botar la basura en su lugar y cuidar el medio ambiente. “Nosotros como parte del lago sentimos que debemos de cuidarlo”, comenta.

Darling, de 7 años, es una de las principales participantes de las campañas de limpieza llevas a cabo en las orillas del lago.

Una de las iniciativas que implementan desde hace años es la separación de los desechos; cada aula tiene tres depósitos de diferente color donde se enseña a los alumnos a saber diferenciar el tipo de basura.

La docente asegura que la mayor problemática de recolección de basura en el centro escolar radica en que al ser jurisdicción de Santa Ana, el servicio municipal no llega hasta el sector donde está la escuela.

“Solo pasa un camión particular y se pagan 20 dólares mensuales por una vez que viene a traer la basura. Nosotros no tenemos ese dinero para estar pagando cada mes”, lamenta la profesora.

Ante esta situación, la escuela creó un programa de reciclaje que consiste en recolectar plásticos y luego venderlo, con el dinero adquieren materiales de limpieza para la escuela como escobas, jabón, lejía y detergente.

“Solo pasa un camión particular y se pagan 20 dólares mensuales por una vez que viene a traer la basura. Nosotros no tenemos ese dinero para estar pagando cada mes”.

Gragoría Moya, docente de escuela

Las campañas de reciclaje son acompañadas con jornadas de limpieza mensuales que comprenden la recolección de basura a 100 metros a la redonda del centro escolar, cada grado se organiza para recolectar desechos en una zona específica, un programa que lo han denominado “Limpio, aseado, ordenado”.

Los alumnos con ayuda de la Fundación Coatepeque se organizan para realizar limpiezas en los alrededores del lago y en los bajaderos públicos donde la llegada de turistas es mayor.

La profesora dice sentirse motivada para llevar a cabo este tipo de actividades, pues está segura que ayudan a preservar el lago. “Si tenemos una zona preciosa, turística donde vienen visitantes de todos lugares por qué no colaborar a mantenerla limpia”, dice la maestra.

Alumnos del centro escolar La Vuelta de Oro recolectan la basura, la clasifican y depositan en un agujero para luego enterrar los desechos.

Ella asegura que siempre buscan medidas que contaminen lo menos posible. Por ejemplo, al principio acostumbraban a quemar la basura, pero este método era más contaminante, por ello optaron por cambiar la modalidad.

Ahora, en un terreno de la parte trasera de la escuela los alumnos se dan la tarea de cavar un hoyo de metro y medio de profundidad donde depositan toda la basura orgánica. El objetivo es dejar bajo tierra aquellos desechos que puedan desintegrarse con facilidad.

La docente agradece que los niños no tengan que consumir del agua del lago, al menos en la escuela, porque a pesar que poseen un sistema de tuberías que proviene del lago, una vez por semana llega una pipa de Anda y deja en promedio 45 barriles de agua.

El líquido es almacenado en una cisterna dentro de la escuela y es utilizado para la limpieza de la escuela y la preparación del refrigerio de los niños. También, en cada aula de la escuela hay un filtro donde se le da tratamiento adecuado antes de ser consumida.

La profesora reside en Santa Ana, pero el hecho de trabajar en la zona del lago de Coatepeque le genera un compromiso por cuidar el lago; su función por inculcar el cuido al medio ambiente no solo es con la niñez, la educadora manifiesta que también convoca reuniones con los padres donde expone los peligros y amenazas que pueden surgir si no se cuida el ecosistema.

“Tratamos de concientizar que este lago es de todos y con la ayuda de todos lo vamos a mantener en buenas condiciones”, dice.

El reto para Santa Ana

Santa Ana brinda el servicio en un camión recolector de basura cada jueves, este llega a los más de 12 caseríos que se encuentran en la zona del lago y que pertenecen al municipio, explica Antonio González, gerente de Medio Ambiente de la alcaldía.

Después del periodo de vacaciones se llevó a cabo una campaña de limpieza, se extrajeron 12.5 toneladas de desechos sólidos.

El camión que usan no pude llegar a algunos lugares, por ello se han establecido centros de acopio en la parte baja del lago en donde las personas puedan llegar a dejar la basura.

Biobordas

La función principal de las biobardas es retener todos los desechos sólidos que bajan a las orillas de la cuenca del lago e impedir su paso hacia el agua, este mecanismo debe cambiarse con regularidad entre cada lluvia.

Al igual que el centro escolar, la gerencia de Medio Ambiente pretende aplicar un proyecto de separación de desechos y elaborar compostaje, un producto obtenido a partir de los desechos de origen orgánico que llegan a transformarse en abono natural.

“Queremos ver cómo disminuimos la cantidad de desechos que transportamos al relleno, con ellos queremos eficientizar el relleno y aumentar su durabilidad”, explica González.

En la parte del lago que pertenece a Santa Ana, muchos proyectos no tienen fecha exacta para implementarse, esto debido a que aún trabajan en el catastro de la zona.

La comuna santaneca, también, realiza campañas de limpieza en diferentes días del año, el objetivo es eliminar todos los basureros a cielo abierto que se encuentran en distintos puntos del lago.

Extinción Coatepeque

Ronald Blandón, visitó uno de los restaurantes ubicados en el lago de Coatepeque en un día de ocio, algo que llamó mucho su atención fue observar la facilidad con la cual las personas arrojaban la basura en el lago y esto lo inspiró para trabajar en pro de Coatepeque.

“Me di cuenta de cómo las personas literalmente terminan de comer y las latas las tiran al lago, me fui fijando en detalles y noté que el lago estaba peor de lo que imaginamos”, expone.

Ronald Blandón, director del documental Extinción Coatepeque

Ronald es egresado de la escuela de comunicaciones de la Universidad Doctor José Matías Delgado (UJMD), su pasión por el medio ambiente lo ha llevado a realizar distintos documentales focalizados en el tema, luego de observar ese día la falta de cultura ambiental en las personas decidió crear el proyecto “Extinción Coatepeque”, un movimiento que pretende denunciar el nivel de contaminación al que está expuesto el lago.

“Queremos mostrar todo lo que está del otro lado, todos esos problemas ambientales que muchas veces las personas no conocen porque solo ven lo bonito del lago”.

Ronald Blandón, fundador Extinción El Salvador

El pasado 25 de junio, él y su equipo presentaron el corto documental llamado Extinción Coatepeque, “la idea principal es mostrarlo, para que la gente se dé cuenta de lo que está sucediendo porque todos a veces se quedan con lo bonito del lago. Queremos mostrar todo lo que está del otro lago, todos esos problemas ambientales que muchas veces las personas no conocen”, aseguró.

Ronald espera que el documental tenga el impacto necesario para hacer conciencia en las personas del daño que la contaminación hace a un lugar denominado como la octava maravilla del mundo, además de la producción de documentales, extinción Coatepeque trabaja de la mano con la Fundación Coatepeque en campañas de limpieza en los alrededores.